Hoy voy a comenzar, a modo de introducción, con el relato de mi situación laboral en una obra en la que me vi implicado hace unos años.
Ésta era una obra de poco presupuesto, un millón de euros, pero en realidad eran pequeñas obras a lo largo de 80 km de un canal y sus acequias de riego. Como resulta que la obra había sido adjudicada con un presupuesto muy ajustado, se decidió prescindir del máximo personal fijo por parte del contratista en la obra y me mandaron a mí sólo como Jefe de Obra y sin Encargado. 80 km a controlar por una sola persona.
El plazo de ejecución era de un año pero, como durante la temporada de riego teníamos que suspender la obra, en realidad eran dos periodos de 6 meses. El plazo no se podía reducir porque dependíamos del plazo de entrega de algunos equipos mecánicos. Como el plazo no se iba a reducir y, con ello, los gastos fijos, decidí que lo mejor sería hacer la obra con el menor personal posible y así fue.
Me pasé dos inviernos en aquella obra, metido en el barro hasta las rodillas, pasando las mismas penas que mis operarios, aprendiendo cómo y de qué manera realizaban los trabajos, incluso almorzando con ellos en mitad del campo a kilómetros del bar más cercano.
Ahí empecé a pensar que la profesión de Jefe de Obra se ha ido convirtiendo cada vez más en ser el gestor económico de las obras, sin tener en cuenta los detalles técnicos, ni si los operarios y maquinaria de la obra pondrán realizar los trabajos tal y como se están planteando. Porque en realidad el Jefe de Obra en muchos casos no es que no se acerque a sus operarios, es que ni se acerca a su obra. Y, desde mi punto de vista, para ser un mero gestor económico ignorando los detalles técnicos, es mejor que contraten a un economista que a un técnico.
Bueno, creo que voy a dar por finalizada la introducción que, por supuesto, no es el único motivo pero sí uno de los más importantes para hacer la siguiente afirmación:
PIDE OPINIÓN AL OPERARIO
Y para seguir con los argumentos de por qué hay que pedir opinión a los operarios voy a retomar el tema de los Jefes de obras = gestores económicos haciendo una pregunta:
De todos los que estén leyendo estas palabras seguro que la mayoría están relacionados con el mundillo de las obras (todos los que no estén que sepan que me alegro muchísimo de que se diviertan, o al menos pasen un ratito agradable con su lectura), ¿cuántas veces se ha dado el caso que trabajando en obras, normalmente grandes, no hayan visto nunca al Jefe de Obra? ¿o ha sido visto de pasada con la visita de la Dirección de Obra? ¿y cuántas veces al único Técnico que han visto que se ha parado a su lado ha sido un Jefe de Producción que está intentando comprobar el trabajo que han realizado y no llegan a saber nunca ni su nombre?
Al final he realizado más de una pregunta pero a la conclusión que quería llegar con estas preguntas es la siguiente: Si el Jefe de Obra nunca se acerca a sus operarios y ve los trabajos de cerca, hasta puede hacer preguntas pues los operarios no muerden ni se comen a nadie, por muchos estudios teóricos que realice, nunca tendrá los conocimientos necesarios para sacar el máximo rendimiento económico a una obra, puesto que habrá muchos detalles que se le escapen y luego se hará la pregunta de siempre, ¿dónde me habré retrasado si lo tenía muy bien planeado?
Y es que nos tiene que quedar una cosa muy clara, los Técnicos es verdad que tienen que saber de todo pero sólo saben un poco de todo, sin embargo, un operario sólo sabe de su oficio pero lo conoce a la perfección.
Un caso en el que queda demostrado que se debía haber pedido opinión a la gente es cuando alguien se ve obligado a pronunciar las palabras “¡Aquí mando yo!”. En este caso no me refiero tan sólo a un Jefe de Obra o a un Encargado, sino que me refiero a cualquier persona con un cargo en el que tenga al mando a otras personas. Y es que cuando se llega a pronunciar esas palabras es porque te has quedado sin argumentos para defender tu idea, te das cuenta de que la idea correcta no es la tuya y para no reconocer tu error sólo te queda pronunciarlas. Pero, si hubieras pedido opinión, lo más seguro es que hubieses llegado a formular una orden a tu gente con la que ya estarían de acuerdo porque todos han aportado sus argumentos.
Por supuesto, habrá veces que aunque pidas la opinión a alguien, éste tendrá que hacer lo contrario a lo que opine por los motivos que sean pero, eso sí, él se sentirá importante porque sabe que valoras su opinión.
Y acabo con lo de sentirse importante, hablando desde un punto de vista muy personal y pensando que la psicosociología en el trabajo es algo que se debía tener mucho más en cuenta de lo que se tiene. Pienso que si un trabajador se siente importante o aunque no sea importante, que se valora su trabajo, ese trabajador será más productivo y su salud será mejor, que es muy importante porque antes de trabajadores, somos personas. Y una forma muy sencilla de conseguir que alguien se sienta valorado es pidiendo su opinión.