Los militantes aseguran que se está acabando el tiempo antes de que se desplieguen armas que usen fuerza letal sin el control de un ser humano, y criticaron al organismo de la ONU que auspicia las conversaciones, el Convenio sobre Ciertas Armas Convencionales (CCAC), por su lento avance en la materia.
“Los robots asesinos ya no son algo de ciencia ficción”, declaró en un comunicado Rasha Abdul Rahim, asesora de Amnistía Internacional en inteligencia artificial y derechos humanos. “Desde drones inteligentes a las armas automáticas que pueden elegir sus propios blancos, los avances tecnológicos en armamento van más rápido que la ley internacional”, dijo. “Pedimos a los estados que den pasos concretos para detener la expansión de estas peligrosas armas (...) antes de que sea demasiado tarde”, añadió.
Sus declaraciones se producen en un momento en el que un grupo de expertos del CCAC inició una reunión de una semana en la sede de la ONU en Ginebra, para discutir sobre los sistemas de armas autónomas letales.
La conferencia de desarme, el organismo de la ONU con sede en Ginebra y que realiza desde 1979 las negociaciones en este ámbito, acogió las primeras negociaciones sobre los robots asesinos el año pasado con representantes de unos 100 países, expertos y oenegés.
El embajador de desarme indio Amandeep Gill, que preside las conversaciones del CCAC, dijo a los periodistas que las conversaciones habían “avanzado bien” desde entonces. Sin embargo, los países todavía no llegaron a un acuerdo sobre qué pasos tomar para tratar este asunto.
El número de estados que piden una prohibición total de los robots asesinos aumentó, según los activistas que dicen que ya se sumaron al menos 26. Pero los estados que se cree que tienen los armas autónomas más avanzadas, como Estados Unidos, Francia, Reino Unido e Israel, no se comprometieron a restringir su uso.
Se espera que el camino a seguir se determine esta semana o en una conferencia del CCAC más amplia en noviembre, pero el requisito de alcanzar un consenso podría ser un obstáculo. Los activistas están presionando a los países para que avancen en negociaciones formales sobre un tratado legal sin el CCAC.
Evitar ’escenarios distópicos’
La oenegé de la Campaña para Prohibir los Robots Asesinos enfatizó el lunes que sin un claro avance en esta dirección en la ONU, las negociaciones podrían celebrarse sin el CCAC.
“Estamos dispuestos a llevarlas fuera de la ONU en caso de bloqueo”, declaró a los periodistas en Ginebra Jody Williams, una participante de la campaña que ganó el Premio Nobel de la Paz en 1997 por su trabajo hacia un tratado que prohíbe las minas antipersona.
Otros activistas celebran la toma de conciencia del sector privado y académico sobre la amenaza que representan las armas que dependen totalmente de la inteligencia artificial. “Ya hemos visto mucha acción (...) del sector privado”, declaró a los periodistas Peter Asaro, del Comité Internacional para el Control de los Robots Armados. En especial señaló la decisión que tomó Google en junio de ceder a la presión de sus propios empleados y retirarse de un acuerdo destinado a ayudar al ejército de Estados Unidos a usar la inteligencia artificial para analizar los vídeos de drones. Asaro dijo que crecía la toma de conciencia de que “tiene que haber responsabilidad humana. Tiene que haber control humano” .
La militante Rahim de Amnistía Internacional insistió en que “no es demasiado tarde para cambiar el rumbo” y que “una prohibición de los sistemas de armas totalmente autónomas podría evitar algunos escenarios verdaderamente distópicos”.