Revista Cultura y Ocio

Pidió un milagro, lo obtuvo, y entregó su vida por ello.

Por Santos1
San Quirino de Neuss, tribuno mártir. 30 de abril.
Pidió un milagro, lo obtuvo, y entregó su vida por ello.El culto de este santo se desarrolla en Alemania, tanto que ha perdido su coletilla "de Roma", para ser "de Neuss". El martirologio lo recoge a 30 de marzo, pero su más conocida memoria es a 30 de abril se recuerda su traslación, vestigio de su potente culto en Alemania, quedando relegada la memoria del 30 de marzo.

Su leyenda, del siglo V, se incluye en la leyenda del culto a las Cadenas del apóstol San Pedro, recordada en la memoria de San Pedro Ad Víncula (1 de agosto). A partir de la "Leyenda Áurea" del Beato La Vorágine (13 de agosto) ganaría popularidad este santo. Se nos cuenta que, imperando Adriano, fue encarcelado el papa San Alejandro I (3 de mayo) y con él San Hermes (28 de agosto), prefecto de Roma, quien había sido convertido por Alejandro. Quirino, que era tribuno, habló a Hermes diciéndole: "Es curioso que un hombre sensato renuncie a todos los beneficios del cargo de prefecto para soñar con una vida tan diferente". Hermes le respondió: "Yo también creí un tiempo en todo terminaba con nuestra vida terrenal". Quirino le replicó: "¡Si me demuestras que hay otra vida, puedes hacerme tu discípulo!". Hermes le señaló al obispo Alejandro y le dijo: "Es mejor que preguntes a tu otro prisionero, porque él puede hacer eso mejor que yo". Pero Quirino le dijo amargamente: "te pido pruebas, ¿y me envías a Alejandro, que está preso como tú? Esto haré, les separaré en celdas distantes y les pondré doble guardia. Si vuelven a juntarse de algún modo, entonces estoy dispuesto a creer en lo que dices".

Y así lo hizo Quirino, llevando a Alejandro a un extremo de la prisión. Estando el santo papa en oración, un ángel se le apareció y abriendo la puerta de la celda, lo llevó a la celda de Hermes, pasando entre la guardia. Ante este milagro Quirino aceptó la fe cristiana. Hermes le contó a Quirino como Alejandro había resucitado a su hijo, y Quirino quiso que Alejandro sanara a su hija Santa Balbina (31 de marzo), enferma de mal de garganta. Alejandro consintió, regresando a su celda de modo milagroso otra vez. Cuando Balbina estuvo frente a él se arrodilló para besar sus pies, pero Alejandro le dijo: "No beses mis cadenas, sino las de Pedro. Búscalas, venéralas y recuperarás tu salud". Y así pasó, Quirino halló las cadenas que había llevado el mismo San Pedro y cuando Balbina las besó quedó sana. Otra versión dice Alejandro tocó las cadenas al cuello de la joven. En fin, que sana Balbina, Quirino devolvió la libertad a Alejandro, quien le bautizó a él y a su familia.


Pidió un milagro, lo obtuvo, y entregó su vida por ello.

Traslación a Neuss.
Iglesia de Malberg, Alemania.

Quirino moriría mártir en, entre los años 105 y 130, aunque primero le cortaron la lengua, las manos y los pies y luego sería decapitado. Balbina, Alejandro y Hermes también serían mártires. El cuerpo de San Quirino fue arrojado a los perros, pero estos lo respetaron, siendo sepultado luego en las catacumbas de Pretextato. El papa San León IX (19 de abril) entregó las reliquias de San Qurino a su hermana Geppa, abadesa en Neuss, y desde allí se extendió su devoción. Es abogado de los militares, del ganado, contra las epidemias de peste y viruela, contra las fracturas, el reuma, la cojera, la parálisis, dolor de garganta y oídos.

Aunque todos estos personajes sean mencionados en este relato legendario, ciertamente consta su martirio y sepultura en las catacumbas romanas, la cercanía de sus sepulcros forjaría la leyenda. Es abogado contra la gota, las piedras en los riñones y los dolores de las piernas. No hay que confundirle con San Quirino de Siscia (4 de junio).


Fuentes:

https://www.heiligenlexikon.de/
-"Vidas de los Santos". Tomo IV. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.

A 30 de abril además se celebra a:


Pidió un milagro, lo obtuvo, y entregó su vida por ello.

San Eutropio de Saintes,
obispo y mártir.

Pidió un milagro, lo obtuvo, y entregó su vida por ello.

Santa María de la Encarnación,
viuda y ursulina.

Pidió un milagro, lo obtuvo, y entregó su vida por ello.

San José B. Cottolengo,
presbítero fundador.


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