Con el respeto que se merece el señor Presidente la Argentina, no dejar de emitir juicio de opinion para que en este país. En serio. La situación estes diario. Incluso, antes del amanecer ya que sopetamos. He seguido muy serca los hombres y mujeres de buena voluntad o sueña: mandatario. Debe ser modelo de e efectividad en para gestión, el desarrollo de nuestra nación. Es decir, para que los ciudadanos tengamos bienes estima, satisfechos, la suma de felicidad que está ocurriendo en nuestro pais ¿Realmente vivimos, sobre todo dando pie, para no hay, sensación, invento, desamor no llege, lo que 12 años, absoluta comfianza todos?, estamos dedicado no comfrontar arreducir que mas se puda que ustedes llaman grieta como quere la Presidenta salinte en inguracion de amplacion del Posada sugente colabora en mantener conquistas y efuerzos para no repetir la vieja receta de FMI que llevaron al desastre.
Que mas allá de nuestras creencias a las que respetamos,debemos saber que no esta allí por eleccion por nuestra convicion ,si no por que es elegido a sus lideres,que sabemos tienen sus intereses políticos, económicos,y conociendo la historia de la Argentina, sabemos de donde vienen y podemos percibirnos hacia donde van claro, también escuchamos que orgullo!!! La diferencia esta en que a nuestros líderes,de nuestra América del Sur los elige y reelige la voluntad del pueblo,revalidandolos en cada periodo por elección democrática ,en la que el único soberano es el pueblo pero de las bocas que escuchamos hablar de aquel orgullo no escuchamos de este. Mas allá de que nos perturbe la idea, tenemos que comprender que se trata de motivos protocolares como también de sus gestos y frases o palabras,por que todo puede ser usado como estigma en su contra. En esta lucha, ademas de las ideas, hay que poder criticar lo bueno y malo para cambiar la historia que se conquisto para romper llamada "grieta" con amor, comfianza y repeto.
Siempre hemos sido gente muy modesta,cercana y de nimias pretensiones.
Él hablaba del capital como desigualdad social.Yo metía como bien podía el concepto de derecho fundamental.
Una sociedad más equitativa con sueldos proporcionados,trataba de explicarme.
Yo le decía que el poder hoy se llama dinero, y si un día el poder no tiene ese nombre se apellidará de otra forma,pero nunca, nunca desaparecerá.
El poder no es necesario. pero es una constante que no podemos obviar.Por eso, yo trataba de hablar del derecho fundamental. De engañar al poder.
De subir los mínimos, de fortalecerlos.Que el rico no perciba su pérdida y que el pobre reciba lo que es suyo.Lo que nunca debió ser de otro.
No hay que luchar contra el poder.En cuanto aprecie la amenaza su miedo se pondrá en alerta
y su ira será mucho más peligrosa.Hay que engañar al poder.Ofrecerle una galleta mientas sacamos al resto de este río congelado.
Y es que hay pocos placeres comparables a la sensación de estrenar, de novedad, de frescura.
Sin embargo, la forma en la que nos organizamos suele parecerse más a las constantes vueltas de un hámster en su rueda que la mirada limpia de un niño. Es fácil tener la sensación de que no dirigimos nuestra existencia, de que estamos a merced de circunstancias externas que nos marcan el paso. El ruido que nos rodea es tan fuerte que andamos sin destino en una existencia carente de sentido.
A pesar de ello, hay una responsabilidad en el acto de vivir, una obligación de honrar nuestra vida porque es el espacio y el tiempo del que disponemos. Y para lograrlo es necesario sentirnos libres.
Quizás lo más cerca que podamos situarnos de la libertad sea desarrollar la capacidad de elegir qué aspectos destacar de nuestras experiencias y cuáles minimizar hasta que desaparezcan en el torbellino de la rutina, en definitiva, poder decidir los aspectos con los que queremos llenar cada día.
Forjar la voluntad de ser felices, sin dejar que la marabunta de miedos y de malestar que nos rodea nos ahoguen, implica un esfuerzo casi continuo del que en ocasiones estamos tentados de dimitir. Por eso la mirada de novedad con la que la vida nos premia de vez en cuando, supone un pequeño respiro, una forma de refrescar la propia existencia. Tal vez sea lo más parecido a tener una segunda oportunidad. Y en esta ocasión, el único equipaje que deberíamos admitir es el de la experiencia y la sabiduría.