Beber agua es necesario para mantener un buen estado de salud.
Por los riñones se filtran aproximadamente unos 200 litros de sangre al día y se eliminan unos 2 litros de productos de desecho.
Una de cada 10 personas tiene algún problema de salud que afecta a su riñón, siendo el más frecuente las llamadas piedras en el riñón (cálculos renales).
El exceso de saturación de sales añadida al bajo consumo de agua suele ser la causa más frecuente de la formación de piedras en el riñón, aunque también intervienen otros factores, como los dietéticos y los metabólicos. En muchas ocasiones es muy difícil conocer la causa de la formación de este tipo de cálculos.
Si padeces cálculos renales, siempre debes seguir las recomendaciones personalizadas de tu profesional de la salud y estos consejos:
– Bebe agua en cantidad suficiente, de 6 a 8 vasos de agua diarios. La producción de orina favorece la expulsión de la piedra.
– Se recomienda el consumo de aguas de mineralización muy débil ya que su sabor es percibido como agradable y fresco, hará que bebas más cantidad y eso será más beneficioso para tu hidratación.
– Elimina la sal en las comidas, sustituye la sal por hierbas aromáticas y especias. Presta atención a los alimentos precocinados o enlatados que suelen llevar mucha cantidad de sal.
– Toma limones y naranjas (o preparar limonada casera), ya que estos alimentos evitan la formación de cálculos (cuando éstos son de oxalato cálcico).
– Reduce la cantidad de proteínas de la dieta (alimentos de origen animal) y elige alimentos bajos en grasa.
– Si se tratan de cálculos de oxalato de calcio, hay que evitar alimentos ricos en oxalato, como espinacas, perejil, acelgas, chocolate, pimienta o frutos secos.
– Si se tratan de cálculos de ácido úrico, evita el alcohol, las carnes rojas, el marisco, las vísceras, embutidos o salazones.
– Mantén una vida activa y evita el estrés.
– Evita el sobrepeso.
– Consulta a tu profesional de la salud si tienes:
- Dolor muy intenso en la espalda o en el costado
- Fiebre con escalofríos o vómitos que no cesan
- Sensación de ardor o escozor al orinar
- Sangre en la orina
- Orina con mal olor o turbia (oscura)