
Lo digo de verdad. Piérdete.
Lo peor que puede pasarte es que llegues a un sitio al que no esperabas llegar. Incluso puede ser que aprendas algo nuevo.
Ayer salí de casa con la intención de descubrir un poco las zonas naturales que rodean Sant Cugat. Inicié la ruta en la Plaza Rotary Internacional, cerca del Colegio Europa, para llegar a la ermita de Sant Medir. Hasta aquí todo normal, ya que la ruta está señalizada y me encontré con diversos grupos de personas durante todo el trayecto.
Llegué a la ermita más pronto de lo esperado, así que sin pensármelo demasiado, seguí subiendo Collserola. A partir de ese punto, literalmente no tenía claro hacia donde iba ni donde iba a llegar. Ni la más remota idea. Pero seguí subiendo. Acostumbrada a andar por la ruta habitual (con un camino de más de dos metros de ancho), me encontré subiendo por un camino casi de cabras de medio metro de ancho, que para colmo no sabía donde me llevaba.
Estuve andando casi una hora más, subiendo, tratando de orientarme con la poca señalización que había y memorizando por donde giraba. Al final acabé por darme cuenta de que sabía que ese camino llevaba al Tibidabo y a la parte más alta de la carretera de la Arrabassada. Lo que no sabía era como llegaría, y mucho menos, como volver a Sant Cugat. Pero seguí subiendo, porque tenía claro que quería llegar ahí arriba.
Finalmente llegué, reposé un rato y volví a bajar por otro camino. Sí señores. El camino que tanto me había costado deducir dejó de tener interés (porque ya sabía donde me llevaba) y me metí por uno que tampoco sabía donde me iba a dejar.
No usé GPS ni mapas. Sólo mi intuición y el convencimiento de que, no tenía ni idea de como, conseguiría llegar donde quería.
¿Por qué cuento esto? Porque es extrapolable a la vida. Nos empeñamos en seguir una línea fija, con paradas establecidas y puntos de control que nos llevan a un destino concreto. ¿Quiero trabajar en una agencia? Pues sigo la ruta normal: bachillerato, carrera, master. ¿Me cuentas dónde está la gracia?
Múevete. Experimenta. Piérdete e inventa tu camino. Haz lo que quieras pero no sigas al rebaño.
