Pierres de Peralta, Privado de Juan II de Aragon y el Lugarteniente de Fernando el Católico

Pierres de Peralta nace en Navarra en 1421. Era hijo de Pedro Martínez de Peralta y Ruiz de Azagra y de doña Juana de Ezpeleta y Garro. Su padre, llamado también Pierres de Peralta el Viejo, ganó prestigio social y político en la época de Carlos III el Noble (de 1387 a 1425) llegando a ser su hombre de máxima confianza. Luego lo sería de Juan II de Aragón.

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En 1440 se casó con Ana de Brabante, hija ilegítima de Antonio de Borgoña, duque de Brabante, Lothier y Limburgo, conde de Rethel y hermano de Juan I de Borgoña (Juan sin Miedo), descendiente de Carlomagno. Su hija Juana se casa con el hijo del arzobispo de Toledo Alonso Carrillo de Acuña, convirtiendo a Peralta en consuegro del arzopispo. En segundas nupcias se casa con Isabel de Foix y de Albret, de la familia real de Navarra. Su hija Ana se casa con su primo Jacques de Foix, hijo de Gastón IV de Foix y de Leonor, la futura reina de Navarra.

Pierres de Peralta, Privado de Juan II de Aragon y el Lugarteniente de Fernando el Católico

Pierres de Peralta sucede a su padre en 1442, aunque ya desde antes estaba al servicio de Juan de Navarra, casado con la reina Blanca de Navarra, la heredera de Carlos III. Desde 1441, tras la muerte de la reina Blanca, Pierres se convierte en personaje capital al servicio de Juan de Navarra (futuro Juan II de Aragón). En 1450, en la lucha entre padre e hijo por la disputa sobre la sucesión al trono de Navarra que provocó la guerra civil entre beaumonteses (fieles a Carlos de Viana) y agramonteses (partidarios de Juan de Navarra), Peralta actúa como capitán de Juan, lugarteniente de Navarra y jefe de los agramonteses.

En 1460, cuando el príncipe de Viana fue detenido en Barcelona por orden de su padre, Juan II de Aragón, Peralta fue elegido como embajador para explicar a Carlos VII de Francia y a otras Cortes europeas la compleja situación de Navarra y Aragón. Al volver de su misión organizó tropas para resistir en la frontera de Viana el alzamiento de los beaumonteses apoyados por el ejército de Castilla. En 1461, tras la muerte del príncipe Carlos de Viana, Peralta fue encargado por Juan II de trasladar a la infanta Blanca a Bearne. La guerra civil continuaba y el jefe de los beaumonteses, Luis de Beaumont, se convertía en Barcelona en lugarteniente de Enrique IV de Castilla, en contra de Juan II de Aragón. Francia, no conforme con la situación, presentó la sentencia de Bayona ofreciendo a Castilla el territorio de Estella a cambio de dejar la lugartenencia de Cataluña.

En 1463 Peralta impide la entrega de Estella al rey de Castilla, empresa que benefició a Navarra. Juan II de Aragón agradeció a Peralta su servicio ya que no estaba de acuerdo con la sentencia francesa. En 1464 la guerra civil en Navarra termina oficialmente por la retirada de los beaumonteses de las plazas catalanas, aunque continúa la guerra catalana con la llegada de Pedro de Portugal como nuevo lugarteniente.

El 23 de noviembre de 1468 fue asesinado el obispo de Pamplona Nicolás de Echávarri a manos de los servidores de Peralta después de largas disputas entre la reina Leonor y su padre Juan II sobre el funcionamiento del reino. Es de suponer que el obispo de Pamplona apoyaba a la reina en contra de Juan II. Peralta tuvo que enfrentarse incluso con los agramonteses, que no aceptaron la actuación de Peralta, lo que motivó que Juan II le tuviera que proteger hasta conseguir la absolución del pontífice, aunque tuvo que cumplir cierta penitencia. El asesinato determinó la toma de posición de la familia Eguía en favor de Fernando el Católico, lo que finalmente provoca la desaparición de la corona de Navarra.

En el mismo año de 1468 Peralta fue encargado de organizar las negociaciones secretas con Castilla para concluir el enlace del príncipe Fernando con la princesa Isabel. Gracias a la relación familiar que tenía con el todopoderoso arzobispo Carrillo, pudo materializar el proyecto, a pesar de que el rey de Castilla ya había decidido casar a Isabel con Alfonso V de Portugal y que parecía imposible cambiar su decisión. La habilidad de Peralta en la negociación con los nobles castellanos fue reconocida por ambos reinos.

En 1471 estaba al mando de las tropas navarras en el asedio de Perpiñán, en la campaña del Rosellón contra el rey de Francia. Fue en todo momento la mano derecha de Juan II de Aragón, no solamente en asuntos militares, sino también políticos y diplomáticos. En 1479, año de la muerte de Juan II de Aragón y de su hija la reina Leonor de Navarra, sube al trono la nieta de esta, Catalina de Foix, provocando una nueva discordia en Navarra. Mientras tanto, Peralta presta homenaje a Fernando el Católico y le propone casar a la reina de Navarra con el príncipe Juan, el heredero de Castilla y Aragón. El rey de Francia presiona a su hermana Magdalena de Valois, regente de Navarra y madre de Catalina de Foix, para que se decida por el matrimonio de su hija con el francés Juan de Albret. La coronación de los nuevos reyes en Pamplona se aplazó hasta 1494, tras la firma de un tratado de paz con Luis de Beaumont y Fernando II de Aragón. Peralta era condestable de Navarra y a la vez privado de Juan II de Aragón, por lo que en la etapa de los Reyes Católicos se encargará de gobernar Aragón atendiendo y cuidando todo lo relacionado con la Corona de Aragón en ausencia de Fernando.

En 1513 Fernando el Católico concedió al nieto de Peralta, Alfonso Carrillo de Peralta, el marquesado de Falces, lugar de residencia tradicional de la familia. En el castillo de Marcilla se encontraba la espada Tizona del Cid que los Reyes Católicos habían entregado a Peralta para su custodia. No consta el lugar de fallecimiento de Pierres de Peralta ni el de su enterramiento, pero sí sabemos que sucedió en 1492, cuando tenía 71 años.

Autor: Yutaka Suzuki para revistadehistoria.es

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Bibliografía:

Yutaka Suzuki  Personajes del siglo xv, Origenes del Imperio español. ISBN: 9788460690399

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