Texto: Oriol Ávila Montesó
El pie está diseñado para andar descalzo. El ser humano ha andado así durante millones de años, y aún andan así, sin problemas, muchas personas en todo el planeta. Los niños demuestran instintivamente su desacuerdo con el calzado quitándoselo a menudo. No deberían calzarse mientras no andaran. El calzado forma parte de las exigencias de nuestra cultura, y un buen y brillante zapato representa para muchas personas el detalle de pertenecer a un estatus social elevado.
Sin embargo, el pie con el zapato es el soporte móvil de una estructura delicada y dinámica que conviene mimar racionalmente de acuerdo con su importante función, y no como ocurre muy frecuentemente, según los dictados de unas modas caprichosas alejadas de fundamentos científicos. El zapato ha de ser cómodo desde el primer momento. Es un grave error pensar que ya se acomodará. Ha de respetar la posición natural de los dedos del pie y los movimientos naturales de todo el conjunto plantar.
La suela ha de ser flexible y garantizar una base segura de apoyo de todo el pie. La piel también flexible y transpirable, y el tacón de menos de dos centímetros. En fin, ¡como si fuéramos andando descalzos! El calzado inadecuado es una causa frecuente de muchos dolores y problemas graves. La combinación de tacón alto y calzado puntiagudo es una agresión a los pies y a las extremidades inferiores, que puede provocar numerosas patologías, desde trastornos circulatorios, fatiga y dolor de cabeza hasta lesiones de espalda y lesiones en la columna vertebral, pasando por problemas como metatarsalgias, callosidades, juanetes, deformidades en los dedos, inflamaciones del tendón de Aquiles, pies planos y piernas hinchadas.
Hay dos grupos de personas que son de alto riesgo si les aparece alguna lesión de este tipo: los diabéticos con problemas circulatorios y las personas con arteriosclerosis de las extremidades inferiores y problemas de riego sanguíneo, varices, y en general mal retorno venoso, el cual contribuirá a agravar cualquier dolencia de los pies. El flujo sanguíneo de los pies de los diabéticos se suele alterar debido a su enfermedad, por lo que necesitan una atención adicional, y siempre que aparezcan llagas o heridas, se debe seguir los consejos
de un especialista, además de tener muy bien regulados los niveles de glucosa en la sangre. Sólo cuidando sus pies pueden evitar la silla de ruedas.
El cuidado de los pies ya no es solo una cuestión de estética y belleza, ya que el estado general de los mismos puede afectar seriamente a nuestra salud. No en vano, los pies soportan todo el peso del cuerpo, y son un factor esencial del equilibrio. Con ejercicio, baños adecuados a base de plantas medicinales, es posible combatir la aparición de callosidades, durezas y deformidades de los pies, la mayoría de las veces debido a la utilización de calzado inapropiado. Y con cuidados de belleza lograremos tener unos pies bonitos y saludables.
EJERCICIOS PARA EL CUIDADO Y LA BELLEZA DE LOS PIES
Realizando con asiduidad algunos de los siguientes ejercicios podemos llegar a mantener saludables, bonitos y confortables nuestros pies:
– Tumbados en el suelo y moviendo solo los pies, intentamos que los dedos lleguen a tocar el suelo, se cuenta hasta diez y se vuelve a la posición inicial. A continuación hacemos el giro al contrario, como si quisiéramos tocar con los dedos la pierna y lo mismo se cuenta hasta diez y se descansa. Este ejercicio es muy bueno para la circulación de los pies, y también surte efecto como prolongación en las piernas.
– Flexionar y girar los tobillos, y también girar y flexionar cada uno de los dedos del pie con las manos.
-De pie, con los pies juntos, levantarse despacito hasta quedar apoyado en las puntas de los dedos. Luego bajar poco a poco hasta que los dos talones se queden en el suelo.
-Recoger canicas con los dedos de los pies.
TRATAMIENTOS NATURALES PARA DUREZAS Y CALLOS EN LOS PIES
Uno de los problemas más comunes de nuestros pies suelen ser las durezas y callosidades producidas por el calzado inadecuado; con sencillos tratamientos naturales podemos aliviar callos y durezas, o incluso hacer que desaparezcan. Una cataplasma de ajo: se calienta el ajo y se aplica directamente sobre la callosidad cuando aún esté caliente. Debe fijarse con un
suave vendaje. Dos cucharadas de yogur natural mezclado con una cucharada de sidra natural, con esta pasta se cubren las durezas de los pies, también sirve para las callosidades, se deja actuar durante diez minutos. Y a continuación se realiza un baño con las recetas de plantas medicinales más adelante descritas.
CÓMO EVITAR EL OLOR DE PIES
Para eliminar el olor de pies, se debe incluir silicio en nuestra dieta, presente en el ajo, el perejil, la lechuga, la cebolla, el apio y el puerro, entre otros. Asimismo, es conveniente usar
calcetines hechos con fibras naturales, y airear los pies caminando descalzo cuando sea posible y con la precaución de no enfriarse. Por ejemplo, podemos andar descalzos por la orilla de la playa o en la hierba del campo cuando el tiempo sea caluroso, o incluso en casa sobre suelos de madera.
PIES HINCHADOS, DOLOR DE PIES Y PIES FRÍOS, EN BAÑOS DE PLANTAS MEDICINALES
Los tradicionales baños de pies, consistentes en introducirlos en agua unos quince minutos, siguen siendo uno de los mejores tratamientos y remedios naturales para los pies doloridos, hinchados, fríos y cansados. Hay plantas medicinales como el diente de león y la camomila o manzanilla, que tienen propiedades estimulantes, y que pueden utilizarse para los baños o pediluvio. Para ello, una infusión de cuatro a cinco cucharadas de estas hierbas medicinales por cada litro de agua y añadirlo a un barreño o palangana con agua templada, nos servirá para un reconfortante baño de pies.
También la siguiente receta con espliego o lavanda para los pies fríos: Con 100 gramos de lavanda o espliego, 3 litros de agua y un puñado de sal. Se coloca el espliego en el interior de una bolsa de tela y se introduce en el agua fría, dejando que hierva durante cinco minutos. Tras cinco minutos más de reposo, se añade la sal, removiendo hasta que se disuelva. Se sumergen los pies en agua fría durante un par de minutos, y luego en el baño de espliego durante diez minutos más. Y después de los baños es recomendable nutrir e hidratar la piel de los pies.
Cuidados diarios
Para que los pies se mantengan sanos y suaves durante todo el año, hay que incorporar a la rutina diaria de cuidados una atención exclusiva a los pies, que no requiere mucho más tiempo.
-Lavar los pies cada día e hidratarlos bien con una crema específica, aplicada con un suave masaje, o al menos extender la aplicación de la crema corporal a los pies.
-Secar bien los pies, especialmente el espacio entre los pies, para evitar la aparición de hongos.
-Exfoliar los pies una vez a la semana, bien con una crema exfoliante específica o con remedios caseros, como la sal o el azúcar.
-Cortar las uñas en casa cada 10-12 días de modo que no pasen por encima de la carne. Cortar las uñas rectas.
-Evitar el calzado estrecho y los tacones muy altos, pues favorecen la aparición de callos, ampollas y durezas.
-Siempre que se pueda, poner los pies en alto al sentarse o tumbarse, para favorecer la circulación sanguínea. Y desnudarlos para que se aireen.
-Andar descalzos siempre que sea posible, en casa, en la hierba o en la playa, pero nunca en piscinas públicas, para evitar la aparición de hongos, pie de atleta o micosis.
-Acudir al podólogo una vez al año.
Cuidados intensivos
La insuficiente transpiración a la que son sometidos los pies durante los meses de invierno hace que la piel se vuelva seca y áspera, pudiendo llegar a producirse grietas en los talones. En una semana de tratamiento se puede conseguir que los pies recuperen su suavidad. Es recomendable aplicar el tratamiento por las noches, antes de acostarnos.
-Preparar agua templada con jabón y sal y sumergir los pies durante unos minutos.
-Aplicar un tratamiento exfoliante específico para los pies. En caso de no contar con uno, una alternativa eficaz y barata es la sal o el azúcar. Frotar toda la superficie del pie con suavidad.
-Aclarar y secar muy bien, sin olvidar el espacio entre los dedos.
-Pasar una piedra pómez o una lima de pies por los talones y los laterales del pie.
-Volver a aclarar con agua fría y secar cuidadosamente.
-Aplicar crema hidratante para pies, masajear bien, aplicar más crema y ponerse unos calcetines de hidratación (en su defecto se pueden usar unos calcetines de algodón normales). Dormir toda la noche con ellos.
-Repetir el tratamiento todas las noches durante una semana.