¿Puede un bebé pegar un estirón en cuatro días?. Doy fe de que sí. Dejé a mi hijo el viernes pasado en casa y cuando volví el martes me encontré con varios pantalones pesqueros; las zapatillas de casa que os enseñé, bastante más pequeñas; las sudaderas que tenía, cortas y estrechas... ¡un desastre!. Además, el invierno se nos ha echado encima radicalmente y me ha pillado sin jerseys más gordos, pijamas de terciopelillo o una bufanda en condiciones. ¡Si hasta las toallas con capucha que estábamos utilizando hasta la fecha me parecen ahora ridículas!.
Disfruto mucho comprándole cosas al niño pero me lleva tiempo y algún dolor de cabeza. Las últimas compras que he hecho he metido bastante la pata en cuanto a tallas se refiere y eso hace que ahora tenga más pereza que nunca.
Hace unas tres semanas vi unos pijamas de terciopelillo en Zara Kids y le compré uno. Estuve mirando tallas un buen rato, tenía a mi marido hasta el moño. Al final me decidí por la talla 9-12 meses porque la que le correspondía, 12-18, me parecía inmensa. Llegué a casa, comparé con otros pijamas que le están un pelín grandes de largo de pierna y este pijama que había comprado resultaba incluso un poquitín más largo. Bien, ¿no?. Le quité las etiquetas, lo lavé, y el antes de ayer se lo puso mi marido. Como el suele decir: ¡le impide el crecimiento!. Sí, de cuerpo le está incluso largo, pero lo que son las piernas le quedan justitas justitas. Mecachis... Última vez que compro nada por debajo de su talla, porque al final siempre me da el mismo problema: o corto de manga o corto de pierna.
Pero, claro, si le compro su talla algunas prendas son tan grandes que casi me podría meter yo. En H&M compré un pijama bien chulo y gordito, hace como un mes, y cuando llegué a casa me di cuenta, comparando, de que no le va a quedar bien de aquí a la primavera. El problema no es el largo de la pierna, el problema es que el tronco es larguiiiiiiiiiisimo, vamos, una desproporción. ¡Qué cabreo!.
Pongo fotos para ilustrar, que siempre se ve más claro:
El pijama de la izquierda es el de Zara Kids, talla 9-12 meses, 78 centímetros. El de la derecha, que visto así parece casi el doble, es de H&M, talla 12-18 meses, 86 centímetros.
Poniendo el pijama más pequeño encima del otro, cuadrándolos por la entrepierna, resulta que la diferencia de largo de pierna es más bien poca. De hecho, como el azúl le está algo tirante, es más que probable que el de abajo le esté estupendo. El problema viene por la diferencia tan grande que hay de largo de tronco, quizá en la foto no se aprecie bien, pero son unos cuatro dedos, una burrada.
No me cansaré de decirlo: señores fabricantes, ¡esto es un cachondeo!.
Por eso digo que la perspectiva de arrastrarme de tiendas este fin de semana, renqueante como estoy, me apetece poquísimo. Si fuera llegar y comprar, vaya. Pero tener que ponerme a mirar, pensar, volver a mirar, comparar...¡Qué pereza!. En fin, algo tendré que comprar, aunque sea de urgencia, ¡que tengo al pobre bebito casi en pelotillas!.