Sirena, de John W. Waterhouse. 1849-1917
La noción de brevedad ronda siempre las consideraciones sobre la minificción de los minirrelatos. Aunque la brevedad no sea, ni con mucho, el único rasgo que es necesario observar en estas brillantes construcciones verbales, resulta lógico que para el lector común, e inclusive en cierta medida para el escritor, resalte de manera especial.
Continúo hoy la serie de Píldoras literarias con el titulado "Orfeo y las sirenas", de Apolodoro de Atenas
(180-119 a.C.), también llamado Apolodoro el Gramático, historiador y mitógrafo griego. Fue alumno de Aristarco de Samotracia en Alejandría. Los antiguos le atribuyeron erróneamente un epítome de mitología en prosa conocido como Biblioteca mitológica, donde se intentaban conciliar las distintas versiones que ofrecían de cada mito los poetas. La obra se ha conservado sólo en parte, pero es una de las fuentes principales para el estudio de la mitología griega. Sólo se conservan fragmentos de sus escritos. Les dejo con su relato.ORFEO Y LAS SIRENASpor Apolodoro de AtenasCuando los Argonautas pasaron en su nave por el sitio fatal, las sirenas cantaron para atraerles; pero Orfeo cantó con más dulzura y las eclipsó con los acentos de su lira. Y, como según tenía dispuesto el destino, la vida de las sirenas debía cesar en el momento que alguien escuchara sus cantos sin sentir el hechizo que estos producían, se precipitaron al mar y quedaron convertidas en rocas.FINLa reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt
HArendt
Entrada núm. 5479
[email protected]La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)