Rodrigo Rato
Pillaje viene de pillo.No lo sé, quizá sea algo virtual que me estoy inventando según voy deslizando mi escritura.
Cuando se usa una tarjeta que se denomina black, es algo que me deja descolocado en esta nuestra vida tan rara y especial que me ha tocado vivir.
Sesenta y cinco (65) consejeros y directivos de la entidad -que todos sabemos- se apropiaron para su uso personal de la nada despreciable cantidad de doce millones de euros.
El fiscal dejó meridianamente claro que fue un pillaje y rapiña los que utilizaron esas tarjetas opacas tras cesar en los órganos de gobierno de la entidad.
Creo que el fiscal ha sido muy educado en sus apreciaciones.
Esto no es ni más ni menos que robar es, sencillamente apropiarse de unos dineros que no eran suyos, y si eran suyos no pagaron a la Hacienda Pública ni un solo euro.
Se empeñaron los usuarios en dejar claro ante el tribunal que los juzgaban que creían que esos emolumentos que gastaban con esas tarjetas eran parte de su salario.
Queda claro que si eran parte de su salario deberían haber tributado a las arcas públicas.
Lo peor de todo este penoso asunto nos lo quieran presentar dichos usuarios como algo normal. Lo que me parece que no es normal es que vayan a salir de rositas toda esta gentuza tan docta y tan lista que son catedráticos de economía, inspectores de hacienda o economistas.
En resumen sesenta y cinco (65) pillos que hicieron un continuado pillaje.