Hacía tiempo que no echábamos una mirada por la ventana floydiana de este muro progresivo que construimos aquí en Bitácora, por lo que es hora ya de resarcir el olvido y rescatar algunos ladrillos para decorar nuestra pared. No, paciencia que no es el turno de "The Wall". Por el momento vamos en cambio a dar un paseo por el corral de los cerdos, los perros y las ovejas...
PINK FLOYD
"ANIMALS"
Edición original en vinilo: enero 1977.
Musicalmente hablando, ni "Wish You Were Here", ni "Animals" y ni el mismísimo "The Wall" aportarían novedades contundentes al clásico sonido floydiano post-Barrett. La tradicional alternancia de instrumentos y vocoders con innumerables efectos de cinta es una marca indeleble de Pink Floyd cultivada a lo largo de los ’70 y nunca estuvo ausente en los álbumes mencionados. Sin embargo, la lírica realista que enfoca el reflector directamente hacia la naturaleza humana es propiedad exclusiva de Roger Waters y es aquí donde reside la mayor innovación de "Animals".
Erigido a esa altura en líder y letrista cama adentro de la banda, Waters trabajó sobre viejas ideas (signo de inspiración en cuenta-gotas allá por 1976) para reformular su visión de la sociedad capitalista en temática orwelliana ("Rebelión en la granja", 1945). Por ende, una vez más la descripción y/o personificación de comportamientos humanos recae en animales -pobres cerdos, perros y ovejas, qué culpa tendrán ellos!- a los que Waters así tipifica según lo señalado en Pink Floyd & Co: "Los cerdos son moralistas, santurrones y tiránicos, pero en última instancia patéticos. Los perros son pragmáticos asesinos dispuestos a abrirse paso a pura garra con tal de llegar a la cima. Las ovejas constituyen un rebaño manso e incondicional (¿la idea de Roger sobre la audiencia de Pink Floyd?), tontos soñadores cuya única función en la vida es ser usados y abusados por los perros y los cerdos."
No hace falta leer entre líneas para comprender a qué animalito le cae en gracia cada uno de estos fragmentos de los textos de Waters:
"Debo admitir que estoy un poco confundido / A veces me parece como si me usaran / Debo mantenerme despierto, debo tratar de librarme de este mal que avanza / Si no me mantengo firme en mi propio terreno, ¿cómo podré encontrar la salida de este laberinto?"
"Sordo, mudo y ciego, prosigue simulando / Que todos son prescindibles y nadie tiene un verdadero amigo / Que te parece correcto aislar al ganador / Que todo se hace a pedir de boca / Y que en el fondo crees que todos son asesinos."
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Cerdo grandote, ja ja qué farsa eres / Hey tú, todopoderoso ricachón, ja ja qué farsa eres / Cuando te llevas la mano al corazón / Eres casi un buen chiste / Casi un bromista / Con tu cabeza gacha en el chiquero / Diciendo ’sigue escarbando’ / Manchas de cerdo en tu barbilla regordeta / Qué esperas encontrar / Cuando estás allá abajo en la mina de cerdos? / Eres casi una risa / Pero en realidad das ganas de llorar."
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"Pasas el tiempo inocentemente allá en la pradera / Apenas consciente de una cierta inquietud en el aire / Es mejor que tengas cuidado / Puede haber perros alrededor / He mirado más allá del Jordán / Y he visto que las cosas no son lo que parecen."
¿Qué es lo que te pasa por pretender que el peligro no es real? / Manso y obediente sigues al líder / Por corredores trillados hacia el valle de acero / Qué sorpresa! / Una horrenda mirada de shock en tus ojos / Ahora las cosas son realmente lo que parecen / No, no se trata de una pesadilla."
Frutillita de este postre conceptual es el acústico y romántico "Pigs on the wing", que abre y cierra el disco con un mensaje autobiográfico a modo de moraleja, dando cuenta que "si estamos juntos, podemos sobrellevarlo": "Cualquier tonto sabe que un perro necesita un hogar / un refugio de los 'cerdos sobre el ala'". [Waters seguramente hace referencia aquí a la expresión del slang "pigs on the wind" ó "cerdos sobre el ala", usada por los pilotos de la Segunda Guerra Mundial para denotar la presencia de aviones enemigos].Propio de Pink Floyd, el virtuosismo instrumental no constituye en "Animals" un punto culminante -aunque la guitarra de David Gilmour siempre será el sello por excelencia del sonido floydiano- y como segundo eslabón del terceto discográfico lanzado entre 1975 y 1980, el disco habla más de lo que se deja oír musicalmente. Pero es indudable, el Pink Floyd post-psicodélico siempre supo llevar bajo su manto ese basamento sonoro que podrá sonar poco innovador en el tiempo, pero que sí es lo suficientemente creativo y contundente como para brindar el marco perfecto en el lucimiento de su cruda narrativa. Ergo, las experiencias vividas con cada disco de Pink Floyd son siempre únicas, placenteras y ampliamente recomendables.
Nota: mucho se escribe sobre Pink Floyd, sus letras (generalmente mal traducidas) y sus álbumes, pero este es un análisis minucioso e interesante sobre "Animals" que vale la pena leer:
Discos: Así se hizo…"Animals" (Pink Floyd)
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