#Músicaparaelencierro. LightbulbSun nos trae el segundo álbum recopilatorio de los Floyd, lanzado en 1971, con material de sus tres primeros álbumes ("The Piper at the Gates of Dawn", "A Saucerful of Secrets" y "Music from the Film More"), y material que, previamente, únicamente estaba disponible en sencillos. También incluye el tema "Biding My Time", una rareza que solamente fue tocada durante los espectáculos en directo de "The Man/The Journey" en 1969 y que se grabó el 9 de julio de 1969, en los Estudios Abbey Road. Así que aquí otro material de una banda de la que ya tenemos mucho, pero ahora con un producto de los raros.
Artista: Pink Floyd
Álbum: Relics
Año: 1971 - 1996
Género: Rock psicodélico
Duración: 49:18
Referencia: Link a Discogs, Bandcamp, Youtube, Wikipedia, Progarchives o lo que sea.
Nacionalidad: Inglaterra
"Relics" fue un recopilatorio basado en una compilación de singles, caras b y otros temas de sus primeros 3 discos, en ese entonces Pink Floyd contaba solamente con 5 discos de estudio: "The Piper at the Gates of Dawn" (de agosto de 1967), "A Saucerful of Secrets" (junio de 1968), "More" (junio de 1969), "Ummaguma" (noviembre de 1969) y "Atom Heart Mother" (octubre de 1970).. Esta "colección Bizarra de antigüedades y objetos curiosos", como decía su nombre completo, fue puesta a la venta para calmar la ansiedad de los fanáticos que pedían más material del grupo, después del éxito de "Atom Heart Mother" de 1970. Este disco preparaba el camino para la llegada de mítico "Meddle" seis meses después.
¿Cómo te sentirías si algún tarado te rompiese, sin querer, alguna joya personal? Al igual que tú, yo me encabronaría si alguien me partiese este disco por descuido. Porque, sólo contemplando su mágica portada, cualquiera se imaginará que lo que hay adentro no es salsa de soya.
Tener la discografía de estos titanes en vinilo o CD es sólo un lujo, algo que todos deberíamos tener obligatoriamente si nos llamamos amantes de la música. Y entre tanto buen disco de estudio y épicos directos como lo es el magistral P-U-L-S-E, nos encontramos con disco recopilatorio que, como bien reza el título, contiene sólo reliquias: Relics.
A los Pink Floyd del Dark Side Of The Moon los conoce hasta el perro, que la duda no quepa. Pero, ¿y lo que hubo antes? ¿Cuántos se acuerdan ya no del mástil sino del armazón del grupo? ¡Ajá! A eso es a lo que me refiero.
Relics es como fumarse alguna droga desconocida y viajar en el tiempo a la era victoriana. Vestido con un traje de etiqueta de aquellos años (si eres hombre), o con un elegante vestido de doncella arquitectónica (si eres mujer), caminando por un pasillo de alfombra, paredes de madera de caoba y cuadros de los integrantes por todas partes. Entonces llegas a una habitación enorme, repleta de discos hasta decir basta, y lo ves… un extraño artefacto que ni Da Vinci sabría definir con exactitud. Qué será un adornillo… resoplas entre tanta emoción. ¿Será un barquito? ¿Será algún instrumento persa? ¿Qué demonios es aquella cosa tan lúcida que está en esa tabla de madera? Caminas lentamente hacia ella mientras desde algún lado suena Shaaaain oooon you creeeeeeeeeeeeizy diaaaamond… Well, you’ll welcome… y entonces te lo topas. La reliquia de la casa floydiana. Entonces debajo de este artefacto que es alguna clase de híbrido entre un barquito de madera, instrumentos musicales y adornos de poner en la sala, está un vinilo con este mismo artefacto en la portada.
-Veamos qué tenemos por aquí…
Entonces el vinilo te transporta a una zona de la mansión totalmente distinta a lo que conocías. Ya no hay diamantes locos, prismas del que salen arcoíris, muros de ladrillos blancos o animales flotando por ahí, nada de eso. El largo pasillo adornado de la manera más jodidamente catastrófica (pero artística) nos presenta una primera puerta al más puro estilo La Pantera Rosa. Lo primero que vemos dentro es a 4 idiotas vestidos como los Beatles, pero a su vez como The Doors y con lentes Mod, pero también con su buena clase alta. Por allí hay unos parlantes rosados, unos vidrios rotos, una grabadora suelta, ¿qué carajos es esto? Mientras te aproximas al lugar suena Interstellar Overdrive desde algún lado. Ríes como loco mientras la instrumental te hace imaginar que caes por un espiral eterno de retorcimiento profuuuuuundo. Entonces te topas con dos sencillos perdidos en el tiempo: Arnold Layne y See Emily Play. Mientras deslizas tu mano por ellos, a tu mente vienen recuerdos como en la caricatura de Avatar: Flashbacks de una barroca universidad inglesa, una tía llevando su mejor camiseta Flower Power, cuatro sujetos cantando cacofonías frente a un micrófono de plástico.
Sales de aquel abismo para entrar en una segunda habitación. Más calmada, más tranquila, más entrañable… un cuadro novedoso nos sorprende mucho: uno de los integrantes que vimos en el anterior cuarto ya no está. Giramos la cabeza y lo vemos en un autorretrato un poco alejado del resto. Aquel hombre que sonreía alocadamente ahora está retirado del grupo, un poco triste y con la mirada perdida en el tiempo. Ahora otro joven de cabello largo y mirada tierna cubría el grupo. Un manantial japonés bastante frío baña la habitación de recuerdos y atisbos de comprensión. Remember A Day hace lo que dice: te recuerda aquel lejano día de paellas, mujeres y vacío sentimental. Paint Box y Julia Dream te observan silenciosamente desde la cara ignorada de algunos vinilos más conocidos por su canción famosa. Gemidos y alaridos te hacen voltear hacia Careful With that Axe, Eugene, quien te grita furiosamente desde aquellos instrumentos y amplificadores colocados en fila frente a ti.
A los Pink Floyd se les ocurrió la maravillosa idea de andar por la vida a lo Megaman X: viajando por todos los mundos posibles y dejando a su paso obras maestras cada una mejor que la otra. Desde flipadas espaciales en Astronomy Domine y sonidos de un hombre haciendo comida en Alan’s Psychodelic Breakfast hasta sublimidad épica en Dogs y ritmos Disco en Another Brick In The Wall II. Estos tíos fueron hasta lo más lejos que pudieron y sólo entregaron regalos como papá Noel en navidad.
El último cuarto huele bien. Se ve bien. Respiras bien. Un molino estilo Castilla-La Mancha y una música de lo más agradable te reciben cálidamente. Buscas asiento, pero sólo te topas con guitarras acústicas, teclados clásicos, líneas vocales hilarantes. Cirrus Mirror y The Nile Song relucen como el folclore clásico inglés, pero con mucho, mucho del francés y del español. Sientes el aire fresco, el olor a vacas de campo y a lo lejos contemplas un lago del que emerge alguna clase de oreja, pero ya estás satisfecho y regresas por donde viniste.
Justo antes de salir, una música de circo de quinta te atrae a una última habitación. Apenas abres la puerta y te caes en un callejón más moderno; las patrullas policiales suenan cada vez más fuertes, te buscan a ti. Corres a lo James Bond entre paredes interminables y luego vuelves a caer en aquella habitación llena de relojes, bicicletas rotas y un patito de hule malvado que no deja reírse como Satanás.
-¿Te GUSTA mi BICICLETAAAAAAA?
Pregunta una voz desde una interminable escalera por la que subes hasta resbalarte con una concha de banana arcoíris y te desmayas. Ahora los relojes te persiguen como en un libro de Stephen King para comerte vivo, unas cuantas tías de aspecto espectral van a tu casa y el patito se ríe como Stalin en pleno apogeo.
-¡¡MUAJAJAJAJA MUAJAJAJAJA MUAJAJAJAJAJA!!.
Finalmente despiertas y te encuentras en tu cama. Sano y salvo. El vinilo (o CD) ha culminado.
¿Quién coño quiere verse 2001: Una Odisea en el Espacio si con este disco vas a viajar por todos lados? Relics es una travesía por el tiempo que te deja totalmente noqueado y sin aire para respirar. Pinches 43 minutos relleno de sabores tan variopintos pero increíblemente degustables. ¡¡MUCHAS GRACIAS, GILMOUR, MASON, WRIGHT, WATERS!! ¡¡Y EN ESPECIAL A TI, SYD BARRETT!! ¡Gracias por darnos tantos momentos hermosos y especiales! ¡Gracias por haber vivido para regalarnos todo lo que nos entregaron! ¡Gracias Pink Floyd, por haber formado parte de mi vida ayer, hoy, y para siempre!
Syd Barrett, Richard Wright… que en paz descansen sus eternas almas.
Sigan brillando… diamantes locos.
Relics se destaca por ser un magnífico compendio musical con la evolución sonora de Pink Floyd, de las primigenias fantasías psicodélicas de Barrett "Arnold Layne" y "See Emily Play" a la extraordinaria melodía de "Paintbox", (cuyo video se grabó para la televisión Belga en 1968, con la banda tocando como mimos en un puente y donde David Gilmour aparece como guitarrista por primera vez), nos transporta después a un mundo onírico con la sublime y etérea "Julia Dream", para llegar al exquisito blues en la maravillosa y taciturna "Biding my Time" (composición de Roger Waters). Aun cuando no se trata de un álbum nuevo, expandió sus fronteras sonoras más allá de los límites convencionales al explorar otros géneros.
Pero otro incidente le agregó valor "mítico" a este álbum. A raíz de una batalla legal con EMI Australia (que editó el disco en aquel país sin consentimiento de la banda) "Relics" permaneció largo tiempo fuera de circulación, hasta que en 1996 fue reeditado en cd. Otro de los detalles curiosos corresponde a las distintas portadas con las que el disco fue presentado en distintos países y épocas.
Lista de Temas:
1. Arnold Layne
2. Interstellar Overdrive
3. See Emily Play
4. Remember a Day
5. Paintbox
6. Julia Dream
7. Careful with That Axe, Eugene
8. Cirrus Minor
9. The Nile Song
10. Biding My Time
11. Bike
Alineación:
- Syd Barrett / vocals, guitar
- David Gilmour / vocals, guitar
- Nick Mason / drums, percussion
- Roger Waters / vocals, bass
- Richard Wright / vocals, keyboards