Revista Cultura y Ocio

Pintando a Dorian Gray – @Darkvelvet1

Por De Krakens Y Sirenas @krakensysirenas

La gente muere de sentido común, Dorian, con una oportunidad perdida tras otra. La vida es el presente, el futuro no existe. Haz que la vida arda siempre con la llama más intensa“.

Oscar Wilde.

Los espejos, siempre conservan parte de nuestra imagen.
De tanto mirarlos,
se creen con el derecho de robarnos
la sensación de una existencia difusa.

De nada,
no vale de nada,
insistir en la costumbre.
La vida se mide en sueños cumplidos
y algunas les falta todo el metraje.

La lírica del hedonismo, construye alas
pero la prosa del descontento
nos fuerza a ser lombrices de tierra.

Y ¡Ay de ti! si lo que esperas son mieles y licores.
Así vamos, guardando la bilis en canciones de desidia.

Y un buen día, creamos una imagen, un retrato
y nos burlamos de Dorian Gray por insensato, vanidoso y malvado.
Mientras tras nuestras alegorías al buen gusto,
dejamos más polvo que él adornando nuestra feria.

La degradación de la decencia, humo en las mentiras que nos contamos.
Para ser tan buenos, nos sobra arrogancia
y nos hace falta más humildad.

Ascetas del delirio de la bondad,
vendemos el lado de la tela que brilla
y a solas, tal vez deseemos alguna estrella cierta.

Al desnudo,
frente a ese espejo envidioso,
no hay nadie a quien venderle un gramo de nada.
Después elegimos la ropa
y la sonrisa que llevaremos al baile.

¡Quién sabe quiénes seríamos sin la luz acusadora de la sociedad!
Al mal, le ponemos adjetivos de poesía
y puede ser que ninguno sea tan bueno.

O, ¿sabes tú las concesiones que te harías de poder colgarlas en un cuadro?

A Dorian el arte se le fue de las manos,
el placer le relegó a maniquí de saldo
y negrura de diseño.

Las elegías a la juventud,
cristales de un añoranza presentida y voraz.

Nadie sabe lo que haría
de poder dejar las arrugas y la decrepitud,
olvidadas en un lienzo pecador.

Porque, ¿acaso nunca has mentido?

Las marcas de agua de la mezquindad,
son estigmas de hielo.
Las medias verdades,
mentiras de paso elegante.

Dorian, ese efebo del placer…
cometió el pecado
de no saber de la sinceridad de un desafío.
Se creó un cristal que le cortó las venas.

Recojo flores en mi espejo…

De tener moraleja, rezaría:
Ni siquiera un cuadro, puede contener tanta fealdad.
Carga con tu cruz de frente
y nunca dejes que nadie pague por ella.

Pero, esta historia es sólo el cuento de un niño
que se perdió en los cantos de sirena del placer,
que se creyó impune al castigo
de herir a los demás por media sonrisa en un reflejo falso.

Cantos a la belleza y puntos suspensivos
al dolor causado por el egoísmo.

A Dorian, le faltó conocer
los límites que marcan
los falsos sentimientos
y el culto a Narciso.

Vivid y no le contéis a nadie el secreto.

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