Revista Creaciones
Cuando era niño mis ojos se enamoraron de un Guayacán.
Una mancha, amarilla, en medio del verde, del rojo y del gris.
un acto de rebeldía en medio de la desesperanza
una caracajada en medio de la tristeza
En este país de locura no es notorio en los árboles la primavera
tampoco el otoño
Pero el guayacán no es parte de esta locura aunque en medio de ella viva.
El guayacán grita primavera
y se oculta en otoño.
Pero antes de hacerlo deja en el suelo el recuerdo de las sonrisas regaladas.
Hay quien pisotea aquellas flores
hay quien las guarda
(lo mismo pasa con la alegría ajena)
A veces la vida se llena de locura
de tristeza
de desesperanza
Entonces busco refugio
y pinto un guayacán.