Los que nunca hemos utilizado un despertador tenemos un sexto sentido que nos despierta justo a la hora en que debemos levantarnos cada mañana. Y aunque hoy no era mi intención hacerlo, ha sucedido como todos los días. Y he escuchado coches pasando bajo mi ventana como cada mañana, lo que quería decir que muchos han decidido trabajar e ignorar la huelga general convocada para el día de hoy contra la reforma laboral del gobierno socialista.
Me he levantado a eso de las nueve como cualquier sábado o domingo de mi vida, porque eso de estar en la cama hasta más tarde no va conmigo; creo que a partir de cierta hora mi cerebro me dice que estoy haciendo algo mal, un pecado, un delito o algo así. Tonterías mías, pero las cosas son así y no me voy a cambiar ahora, ¿no? El caso es que me he ido a dar una vuelta por el pueblo y he visto que muchas tiendas están cerradas. Al menos a estas primeras horas de la mañana muchos no se han atrevido a abrir o están convencidos de que deben hacer huelga, que de todo habrá, seguro. Abiertas, algunas panaderías y fruterías, la farmacia del otro lado de mi calle, algunos bares de guardia -menos mal, porque si apetece tomar una caña y no hay nada abierto...-, los abnegados vendedores del cupón de la ONCE, el colegio de las Ursulinas, que las religiosas no hacen huelga y a Dios le sirven todos los días, y a sus intereses, aunque la crisis se esté comiendo a los feligreses... Pero eso es harina de otro costal. También he visto a los testigos de Jehová, que tampoco hacen huelga a la hora de abordar a incautos. ¡Son incansables! Más o menos ese es el panorama por aquí esta mañana soleada de miércoles y huelga general. Supongo que, según avance el día, habrá quien se decida a abrir sus negocios y a continuar con su rutina diaria porque ni el gobierno, ni la oposición, ni mucho menos los sindicatos, les van a dar de comer hoy ni les van a pagar los impuestos...
Mañana vendrán las guerras de cifras. Para los sindicatos, éxito rotundo y un porcentaje elevadísimo de españoles habrán hecho huelga. Para el gobierno, seguimiento mínimo o poco significativo porque los españoles somos muy responsables y entendemos que la reforma era necesaria y positiva para todos. La oposición, como un buitre carroñero esperando que los resultados sean buenos para lanzarse en picado sobre el cadáver del gobierno socialista y ganar primero las elecciones municipales y autonómicas, y después las generales. Porque esta huelga ha sido convocada por los sindicatos con la boca pequeña, sabiendo que si el éxito acompaña pueden cargarse a un gobierno "de izquierdas" y harán posible la vuelta al poder de "la derecha". Y los trabajadores, lo digo por experiencia, preguntando los días anteriores cuánto dinero se les iba a descontar si hacían huelga, para decidir si les compensaba o no. Porque al final, lo que cuenta es el salario que cobramos cada mes y del que comemos y pagamos nuestras facturas. Si el hecho de hacer huelga les acarrea una pérdida que puedan considerar significativa, además de la pérdida de cotización de ese día, ¿están dispuestos a ese sacrificio sabiendo que no servirá de nada finalmente?
En fin, que yo estoy de huelga sabiendo que nada sacaré en claro de ella. ¿Y vosotros?