Revista Opinión

Piquetes: cuando reclamar se hace costumbre

Publicado el 28 enero 2010 por Gonza_z
Argentina 2010. Ante el mínimo problema se corta la calle o una ruta. Santa Fe, ciudad rodeada por ríos, lagunas y bañados no da abasto. Estos afluentes están crecidos de tal manera que las islas y las costas aledañas al casco urbano están en alerta. La gente que se dedica a vivir del río como pescadores (principalmente) no tiene otra alternativa que huir a lugares secos. Su barrio, su casa y sus pertenencias están, ahora, en manos del agua.
La acción del gobierno fue clara: traslado a tierras propicias para albergar a las familias evacuadas. La respuesta de los damnificados fue la contraria. Se instalaron cerca de sus hogares, pero a la vera de la ruta nacional nº 168, a la entrada de Santa Fe. Un lugar descampado, desprovisto de servicios como electricidad, sanitarios, atención médica, entre otros y, sin lugar a dudas, con el peligro latente de vivir a tan sólo unos metros de una ruta internacional.
Piquetes: cuando reclamar se hace costumbre
La manera de reclamar atención en Argentina es el corte. Poco o nada importan la vida de los otros. Acá me salvo yo y los mios, el resto después veremos. Cruel, duro, avaro. Todos esos adjetivos, y tal vez otros más despectivos, caen justo para la situación. Los damnificados por la crecida del río Paraná no tuvieron mejor idea que, en primer lugar, instalarse a la vera de la ruta y, en segundo, cortarla en pedido de mejor asistencia.
Todos los reclamos son justos: hambre, desocupación, mejoras salariales, mejores condiciones de vida, un país más justo; de eso no caben dudas pero si el gobierno propuso una salida, ¿por qué desoirla? ¿por qué cortar caminos y perjudicar a trabajadores y transeúntes? ¿por qué no buscar otras vías de reclamos? ¿hasta cuando? El camino más fácil es interrupir el transito para que las cámaras de TV se posen allí. Se desprestigió el debate ¿para qué hacerlo si no hay cambios o mejoras?

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