Revista Opinión
El 29 de marzo, como a estas alturas sabréis, hay convocada una huelga general de 24 horas. La huelga general fue en principio convocada por los sindicatos mayoritarios (CCOO y UGT) pero ha sido secundada por numerosos movimientos sociales, y finalmente otros sindicatos (como CGT) han hecho su propia convocatoria para ese día.Este jueves es, por tanto, una fecha clave para mostrar el descontento generalizado con una reforma laboral del Gobierno de Rajoy que pretende dar un hachazo a muchos derechos laborales que fueron conquistados con sudor y sangre por nuestros padres y nuestros abuelos.
La huelga (general) está amparada en el artículo 28.2 de la actual Constitución y es uno de los instrumentos más potentes que tiene la clase trabajadora (los de abajo) para dar respuesta a los ataques brutales que los gobiernos están asestando contra la sociedad mediante la excusa de la actual crisis del sistema. Gobiernos que son títeres de "los mercados" (la banca, las grandes empresas, etc.) y que no responden a la voluntad popular.
Y uno de los instrumentos para garantizar el derecho constitucional que es la huelga, son los piquetes informativos, hoy más que nunca atacados y demonizados por los de arriba que aprovechan los medios de comunicación que ellos mismos gestionan para sus intereses económicos.De los piquetes informativos se oyen multitud de ataques continuamente que no voy a entrar a valorar (creo que se caen por su propio peso cuando los que atacan a dichos piquetes informativos son los que ejercen la presión y la extorsión al trabajador en sus empresas, amenazándoles con el despido si realizan la huelga).
Como instrumento fundamental para garantizar el derecho a huelga, los piquetes deben ser numerosos y deben estar organizados por el simple hecho de que la unidad hace la fuerza y la unidad también es arroparse entre todos para dar esa fuerza mental y ese optimismo para la lucha tan necesario en los tiempos que corren.
En torno al debate de la huelga general, en el 15-M se ha dado también el debate sobre si acudir o no a los piquetes informativos. Un debate a mi modo de ver necesario pero que ha sido costoso, a veces frustrante, y que ha retrasado la propia organización de cara a la jornada de este jueves.
En estos debates se podían ver dos posiciones diferenciadas: una, pragmática, a favor de los piquetes unitarios y masivos para agitar por las calles y acudir a las puertas de grandes empresas; y otra, más utópica, partidaria de dividirse por la ciudad (desde por la noche) y no acudir a las grandes empresas porque eso es únicamente «trabajo de los comités de empresa».
La posición que he mantenido en estos debates ha sido la de acudir a los piquetes informativos para que fueran lo más numerosos posibles. Creo un error de fondo dividir unos piquetes (sobre todo los nocturnos) y más en una ciudad (Fuenlabrada) que para nada cuenta con la movilización sindical de otros lugares.Como ejemplo de unidad tenemos las concentraciones a las puertas de las casas para impedir el injusto desahucio a una familia. ¿Es que a caso esas concentraciones no son piquetes ciudadanos, que garantizan el derecho a la vivienda, y que son más fáciles de llevar cuanto más numerosos y unitarios son?
Uno de los errores endémicos que se suele tener en estas cuestiones es la división que tiene el movimiento ciudadano en general. El debate de las siglas por encima de un objetivo común, o el debate dogmático del purismo frente a la unidad de acción para conseguir objetivos a corto plazo que den el salto al objetivo mayor, son enfermedades que necesitan curación lo antes posible.
Los piquetes (así como las movilizaciones) tienen que ser unitarios (el 15-M de Fuenlabrada finalmente ha sabido verlo). Y, cuanto más numerosos, mejor.