La novela Piquito a secas, de Gustavo Ferreyra (Alfaguara, 2016) es continuación de Piquito de oro (2009). Reaparece Leonardo, el joven sociólogo que en su infancia – sobreprotegida por dos padres que soñaban un gran futuro para él– recibió ese mote por su notable “labia”. Narra en primera persona, con una verborragia que es parte de la construcción del personaje. Desmesurado, inmaduro, fantasioso, Piquito ve el mundo a través del prisma de su locura, entrecruzando teorías filosóficas y lineamientos políticos de izquierda. Se define a sí mismo como un pichón, un gatito, un mejillón, un muñeco, un limón, un cometa, un educador; un mesías que salvará al mundo; “una joyita de guerrillero”, llegando a la Sierra Maestra cuando Fidel y los suyos ya entraron triunfantes a La Habana. Cada monólogo de Piquito se alterna con un capítulo en tercera persona donde los otros personajes hacen avanzar la trama. Es un respiro necesario para acometer la lectura del siguiente, y volver a oscilar entre la ternura y el rechazo, la comprensión y el horror. Es que, más allá de sus delirios, el protagonista es autor de un crimen, aunque él exclame “¡no pueden juzgar a un párvulo!” y aspire a ser indultado por la mismísima Presidenta. Una novela potente, que no pasa inadvertida.
Diana Raschelli de Ferraris
- Piquito a secas
- Gustavo Ferreyra
- Alfaguara
- Año 2016
- 336 páginas
- ISBN 9789877381726