“Pisando fuerte”. Una empresa convierte la presión de las pisadas en energía eléctrica.

Imagen: educarensalud.org

Hace tiempo que no hablo de novedades científicas o estudios sociológicos o cualquier cosa que se le parezca y que no incluya la palabra crisis, política o recortes. Creo que a veces es necesario salir de la vorágine informativa y enfocar nuestra atención en cosas más agradables como podrían ser iniciativas que generen ahorro a los lectores.

Tal es el caso de Pavegen. Una idea empresarial que, además de conseguir premios y funcionar en países como el Reino Unido, lo que hace es aprovechar nuestras pisadas y convertirla en energía eléctrica. El proceso es bastante sencillo, ahora que está inventado, y consiste en transformar a través de un resorte en este tipo de baldosas, las pisadas en energía. Así cada vez que alguien pisa, el movimiento cinético transforma esta presión en electricidad.

Lo ideal de este invento para aprovecharlo en condiciones sería colocarlo en sitios de mucho tránsito donde las pisadas son regulares y constantes, como indica el artículo publicado en el diario ABC (www.abc.es), como colegios, áreas comerciales o pistas de baile. A lo que yo me atrevería a añadir los juzgados, donde también vemos un movimiento regular de entrada y salida de personas y más en esta época.

¿Y cuánta electricidad se podría ahorrar con las nuevas baldosas? Pues en un colegio lograron bajar considerablemente la factura de la luz y en calles bastante transitadas, ha servido para iluminar las farolas de dichas calles a coste cero. Y todo a base de pisar y pisar.

Y fíjense ustedes que en España también podría funcionar un invento así puesto que si hay algo que te encuentras a lo largo de tu carrera profesional, es gente que te pisa constantemente para evitar que asciendas. La de edificios que se podrían iluminar gracias a elementos de este tipo. Pero aunque la iniciativa resulte muy atractiva, será difícil que en nuestro país alguien se atreva a ponerla en marcha. ¿Y por qué se preguntarán ustedes? Pues porque todo aquello que redunde en el beneficio común del ciudadano a coste cero, no tiene futuro. Y si no me creen es solo cuestión de preguntarle a las energías renovables.

Esta es la crónica habitual, de un día como otro cualquiera…

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