Revista Cultura y Ocio
Pixies, justo allá en la frontera del final de la década de los 80 y principios de los 90 con una propuesta brutal que fue toda una revolución, y eso que no era un grupo vendedor ni mucho menos, dejó un legado musical con 5 trabajos de mucha enjundia, que son a día de hoy trabajos de culto, se guardó un sitio en el olimpo. Bandas como Radiohead, Nirvana, Weezer o la propia PJ Harvey los llevan dentro y Bowie les adoraba.En el año 2003, la banda volvió a reunirse, después de haberse separado a principios de los 90, aunque aquello fue para tocar los viejos temas y llenar salas y reventar festivales. Pero no fue hasta 2014 cuando volvieron a entrar en el estudio, ya con la baja de Kim Deal. Indie Cindy dejaba claro dos cosas, una que un proyecto musical se puede revitalizar, pero otra también demoledora, y es que las ideas originales ya no estaban tan frescas, y eso se resentía. Algún single potable, pero un disco que realmente, y bajo mi punto de vista fue una decepción bastante gorda. Pero no se han rendido, y en este 2016 han editado Head Carrier, y aquí cambian cosas para mejor, primero que ya hay una bajista titular de pleno derecho, la señorita Paz Lenchantin, que está con los 3 miembros originales que permanecen, es decir, el líder, guitarra y voz Frank Black, el guitarra solista Joey Santiago y el batería David Lovering. Por otro lado, han recuperado su propio sonido en muchos momentos, algo de lo que adolecía por completo el trabajo anterior, y eso para mi ya es bastante. Además, y eso es también claro, hay buenos temas, algo que siempre se me antoja básico. Pero no voy a negar, que a veces el álbum navega entre la nostalgia empapada de muy buenos temas, y esa tendencia al hit fácil para sonar en radios y televisiones, algo que nunca fue seña de identidad del grupo, aunque supera con creces a su predecesor, cosa nada difícil la verdad.
Así comienza el álbum con el tema que da título al trabajo, Head Carrier, y si, desde el primer momento notamos que los Pixies han vuelto, los de siempre, con esas guitarras feroces y ácidas, y la voz de Mr. Francis auténtica como pocas. Classic Masher es un pop resultón, pero se aleja para mi punto de vista del estilo clásico de la banda, y donde Paz, la bajista canta a pachas el tema con el jefe. Baal's black recupera a los Pixies más duros, los más transgresores, esos que me evocan a Planet of Sound, por ejemplo, rock cañero y la voz de Frank Black desatada. Might as well be gone es un medio tiempo muy bien rematado, pero quizás se tira hacia lo fácil, cuando realmente es un tema que si se alejara de lo establecido y se retorciera, sería la pera, pero esos Pixies no han vuelto del todo. Oona con una guitarra potente de inicio, tiene su mejor parte en un estribillo glorioso, tema rockero y bien llevado. Talent es una canción rápida y verteginosa, donde el bajo de Paz destaca, aunque aquí realmente se convierte en un tema comercial con estribillo facilón, aunque me encanta el punteo solista.
Tenement song es el single, y lo merece con guitarras que destacan en el inicio y se relajan ante la entrada de la voz de Mr. Francis, aunque en el estribillo vuelven con furia. Bel spirit entra con las guitarras furiosas, y aquí ambas voces comparten protagonismo, la de Frank y la de Paz (quizás ella se queda un poco atrás en sus prestaciones) dentro de una buena canción, que queda algo desdibujada al no explotar del todo. All I think about now es un tema cantado por Paz, que languidece a cada segundo, y aun cuando intenta coger fuerza, le falta garra. Um Chagga Lagga es un rock fuerte y furioso, con una estructura sencilla, pero que quizás se repite y alarga en exceso, le sobra un minuto. Plaster of Paris es un medio tiempo apacible que intenta reconciliar, pero tiene un denominador común como en varios temas del disco, la falta de garra, pasa sin mucha gloria. All the saints acaba el álbum, una baladita y bastante simple, que poco aporta al final del trabajo.
Bueno, es evidente que este disco supera al anterior, pero uno se pregunta si son necesarios éstos álbumes, que están a años luz de los míticos cinco trabajos que encumbraron a esta banda en la transición de los 80-90 y que los tenían ahí en un pedestal. La verdad, es que hay momentos en este disco que me recuerdan a aquella gloriosa banda, pero sólo por ratitos. Llegar a aquel nivel es casi imposible, pero falta mucho.Os dejo con el tema Um Chagga Lagga.