En Asturias celebrábamos el "Día del profesor" y sin clases pero por auténtico placer me escapé a Gijón a disfrutar de "otra clase" con dos profesionales que pasarán el fin de semana impartiendo su magisterio en el Módulo 2 de la AMAG. El aperitivo tenía que ser plenamente musical sin olvidar la parte pedagógica, no ya por las obras elegidas y perfectamente explicadas por Aarón y Emilio, sino por partir de la práctica para ir a la teoría, y no al revés.
Comenzaba el recital con la obra del milanés Gian Paolo Cima (1570-1630) "Sonata a Violino e Violone" (Roma, 1610), en este caso para violín y clave en perfecta "armonía", para proseguir con las Disminuciones realizadas por Riccardo Rognoni (1550-1620) del motete de T. L. de Victoria (1548-1611) "Vadam et circuibo civitatem", homenaje en el IV centenario de nuestra mayor figura en la historia musical española, donde como bien explicó el Maestro Moreno, el violín lleva la voz de la soprano y el clave las otras tres. Certera elección y aún mejor recreación de una forma musical tan de moda en el barroco y un lujo contar con profesores de esta talla.
A continuación la "Canzona a soprano solo" del agustino Bartolomeo de Selma y Salaverde (1585-1638) con auténtico sabor italiano y heredero de la tradición fagotística de la familia de este compositor español plenamente integrado en la Venecia de la primera mitad del XVII. Nuevamente el violín desgranando melodías que se iban ornamentando con la complicidad del clave, en unión plena de timbre y sentido.
No podía faltar una forma tan barroca como la Suite, esta vez con Aarón Zapico en solitario interpretando de Henry Purcell (1659-1695), "el Bach inglés" del que se conoce muy poco de su extensa obra como nos recordaron a los presentes (Dido y Eneas o The Fairy Queen), siendo excelente la obra para teclado donde ocupa lugar preferente su Suite VI (Londres, 1696) de cuatro movimientos perfectamente diferenciados en carácter y procedencia que el maestro plasmó y su intérprete recreó con virtuosismo y delicadeza: Prelude, Almand, Saraband y Courant. Creo que no la incluirá en el próximo disco de clave con Winter&Winter, "Phantasia", pero no me importaría volver a escucharla cuantas veces quisiera junto a Frescobaldi ó Jakob Froberger.
Y para cerrar este recital, nada mejor que el virtuoso del violín Arcangelo Corelli (1653-1713) y su Sonata Op. 5/9 en LA M. publicada en Roma el 1 de enero de 1700, donde además de explicársenos que por entonces se publicaba sólo una mínima parte de lo escrito (y siempre tras haberse tocado recordando a Schubert como el "primer ingenuo" en componer sin interpretar ni escucharse antes su obra) y la razón por la que Corelli quiere dejar en esa fecha tan señalada su legado para el instrumento que dominaba, el dúo Moreno-Zapico nos regaló una auténtica recreación musical del periodo barroco italiano. El violín virtuoso con el acompañamiento del bajo continuo desgranó cada uno de los tres movimientos perfectamente diferenciados y nunca iguales: el Preludio. Largo con toda su carga emocional, la Giga. Allegro alegre danza rememorando gaitas medievales, y el Adagio - Tempo di Gavotta. Allegro que nos transmitió toda esa alegría desbordante capaz de llenar de vitalidad al heterogéneo público que llenó la sala. Un auténtico placer barroco y nuevamente mi gratitud para músicos e instituciones que apoyan y luchan por la llamada música antigua (afortunadamente más moderna que nunca), como es el caso de los Hermanos Zapico y la AMAG que patrocina la Concejalía de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Gijón desde el referente que supone para la Villa de Jovellanos su "Antiguo Instituto", con René de Coupaud apostando siempre por La Música como responsable de esta parcela.
No insistiré en la relajación de modales que está llenando todos y cada uno de los conciertos, sean gratuitos o de pago, extensible al día a día cotidiano pero más onerosa en recintos donde la música en vivo es la protagonista (muy distinta a escucharla en la casa de cada uno). Sigue cabreándome ver marchar gente a mitad de un movimiento, estar enredando con la Blackberry último modelo en vez de escuchar (diferente a oír), toser de forma indiscriminada sin intentar mitigar lo más mínimo, o dejar la puerta abierta en medio de una melodía bellísima mezclándose con el bullicio de la calle. La llamada educación cívica creo que es todavía más necesaria que la musical...
P. D. 1: No tiene desperdicio la entrevista de Eduardo G. Salueña a Aarón Zapico en LNE a propósito de este Módulo 2 que ocupará el fin de semana.