Viernes 11 de febrero, 20:00 horas. Centro de Cultura Antiguo Instituto:
Academia de Música Antigua de Gijón (AMAG):
Recital de música del siglo XVIII para violín y clave:
Emilio Moreno y
Aarón Zapico.
En Asturias celebrábamos el "Día del profesor" y sin clases pero por auténtico placer me escapé a Gijón a disfrutar de "otra clase" con dos profesionales que pasarán el fin de semana impartiendo su magisterio en el Módulo 2 de la AMAG. El aperitivo tenía que ser plenamente musical sin olvidar la parte pedagógica, no ya por las obras elegidas y perfectamente explicadas por
Aarón y
Emilio, sino por
partir de la práctica para ir a la teoría, y no al revés.

Comenzaba el recital con la obra del milanés
Gian Paolo Cima (1570-1630)
"Sonata a Violino e Violone" (Roma, 1610), en
este caso para violín y clave en perfecta "armonía", para proseguir con las
Disminuciones realizadas por
Riccardo Rognoni (1550-1620) del motete de
T. L. de Victoria (1548-1611)
"Vadam et circuibo civitatem", homenaje en el
IV centenario de nuestra mayor figura en la historia musical española, donde como bien explicó el Maestro Moreno, el violín lleva la voz de la soprano y el clave las otras tres. Certera elección y aún mejor recreación de una forma musical tan de moda en el barroco y un lujo contar con profesores de esta talla.
A continuación la "Canzona a soprano solo" del agustino
Bartolomeo de Selma y Salaverde (1585-1638) con auténtico sabor italiano y heredero de la tradición fagotística de la familia de este compositor español plenamente integrado en la Venecia de la primera mitad del XVII. Nuevamente el violín desgranando melodías que se iban ornamentando con la complicidad del clave, en unión plena de timbre y sentido.

No podía faltar una forma tan barroca como la Suite, esta vez con
Aarón Zapico en solitario interpretando de
Henry Purcell (1659-1695), "el Bach inglés" del que se conoce muy poco de su extensa
obra como nos recordaron a los presentes (
Dido y Eneas o
The Fairy Queen), siendo excelente la
obra para teclado donde ocupa lugar preferente su Suite VI (Londres, 1696) de cuatro movimientos perfectamente diferenciados en carácter y procedencia que el maestro plasmó y su intérprete recreó con virtuosismo y delicadeza:
Prelude,
Almand,
Saraband y
Courant. Creo que no la incluirá en el próximo disco de clave con
Winter&Winter, "Phantasia", pero no me importaría volver a escucharla cuantas veces quisiera junto a Frescobaldi ó
Jakob Froberger.

Y para cerrar este recital, nada mejor que el virtuoso del violín
Arcangelo Corelli (1653-1713) y su
Sonata Op. 5/9 en LA M. publicada en
Roma el
1 de enero de 1700, donde además de explicársenos que por entonces se publicaba sólo una mínima parte de lo escrito (y siempre tras haberse tocado recordando a
Schubert como el "primer ingenuo" en componer sin interpretar ni escucharse antes su obra) y la razón por la que
Corelli quiere dejar en esa fecha tan señalada su
legado para el instrumento que dominaba, el dúo Moreno-
Zapico nos regaló una auténtica recreación musical del periodo barroco italiano. El violín virtuoso con el acompañamiento del bajo continuo desgranó cada uno de los tres movimientos perfectamente diferenciados y nunca iguales: el
Preludio. Largo con toda su carga emocional, la
Giga. Allegro alegre danza rememorando gaitas medievales, y el
Adagio - Tempo di Gavotta. Allegro que nos transmitió toda esa alegría desbordante capaz de llenar de vitalidad al heterogéneo público que llenó la sala. Un auténtico
placer barroco y nuevamente mi gratitud para músicos e instituciones que apoyan y luchan por la llamada música antigua (afortunadamente más moderna que nunca), como es el caso de los
Hermanos Zapico y la
AMAG que patrocina la Concejalía de Cultura y Educación del
Ayuntamiento de Gijón desde el referente que supone para la Villa de
Jovellanos su "Antiguo Instituto", con
René de Coupaud apostando siempre por
La Música como responsable de esta parcela.
No insistiré en la relajación de modales que está llenando todos y cada uno de los conciertos, sean gratuitos o de pago, extensible al día a día cotidiano pero más onerosa en recintos donde la música en vivo es la protagonista (muy distinta a escucharla en la casa de cada uno). Sigue cabreándome ver marchar gente a mitad de un movimiento, estar enredando con la
Blackberry último modelo en vez de escuchar (diferente a oír), toser de forma indiscriminada sin intentar mitigar lo más mínimo, o dejar la puerta abierta en medio de una melodía bellísima mezclándose con el bullicio de la calle. La llamada
educación cívica creo que es todavía
más necesaria que la musical...
P. D. 1: No tiene desperdicio la entrevista de Eduardo G. Salueña a Aarón Zapico en LNE a propósito de este Módulo 2 que ocupará el fin de semana.