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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en www.ciberanika.com
Editorial Siruela, 2010
Género: Novela
382 páginas
En 1911 un horrible crimen cambia para siempre las vidas de varias familias residentes en Pluto (Dakota del Norte), una ciudad de población blanca situada en la frontera de una reserva de indios Chippewa.
Años después, los descendientes de aquella tragedia han ido entretejiendo sus vidas ignorantes del pasado que les une.
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Louis Erdrich recrea casi un siglo de historia a través de un puñado de personajes que van alternando su voz. Todos ellos, sin saberlo, son descendientes de las víctimas y los verdugos de un suceso acaecido a comienzos del siglo XX. Se han ido casando entre ellos, se han relacionado en los negocios y en la vida cotidiana, y forman una especie de tapiz en el se mezclan pasado y presente, costumbres y tradiciones indias, prejuicios de la población blanca e incluso linchamientos.
El nexo común a todas las historias es Mooshum, un indio que fue injustamente acusado de una serie de asesinatos y que estuvo a punto de morir ahorcado por sus vecinos. Ya desde su senectud, relata aquellos y otros hechos a Evelina, su nieta y una de las voces de esta novela. Gracias a sus recuerdos y a los de otros personajes que van a ir participando a lo largo de la trama, vamos a poder reconstruir qué fue lo que realmente sucedió aquel fatídico día y no será hasta el final, con la sorprendente intervención de la doctora Cornelia, cuando podamos atar todos los cabos y hallar las respuestas que se han ido planteando durante el desarrollo.
La novela es deliciosa, casi musical, impregnada de cierto realismo mágico y algunas escenas conmovedoras. Las historias no parecen guardar relación unas con otras, como piezas sueltas de un puzzle que hay que ir colocando a su debido tiempo para poder contemplar el todo. Y la autora ha sabido dosificar la información y mantener cierto misterio hasta el final.
Pero además la novela cuenta con algunos apuntes históricos sobre los primeros asentamientos de los blancos o sobre la historia de los indios Métis y los Chippewa, que a fin de cuentas son los orígenes de todos los personajes que circulan por sus páginas.
Plaga de palomas derrocha imaginación y buen hacer, con una prosa rica, con un ritmo pausado, con magníficas descripciones y con personajes con carácter. Una novela más que recomendable.