Revista Cultura y Ocio

Plagiar: ¿por qué, para qué?

Por Bcmt

No sé si en esta sociedad española tan corrupta merece la pena recordar a nuestros alumnos y alumnas universitarios la gravedad del plagio. Me doy cuenta de que, en algunas de mis clases, no lo ven como algo fraudulento y tampoco se dan cuenta de la pésima imagen que da de ellos como futuros profesionales.   Hace unos días, un querido colega que dirigía una reunión en la que yo participaba se preguntaba en voz alta: « ¿qué maestros queremos para nuestros hijos?». Para mí no hay duda: todos los niños merecen ser educados en la honestidad, sea cuando les enseñan a sumar y a restar o cuando les hacemos cantar «había una vez un barquito chiquitito». Y esa honestidad debería estar presente cuando presentamos un pequeño trabajo de clase.    Un plagio casi nunca es un descuido. Cualquier alumno/a de universidad sabe si lo que ha escrito es suyo o si ha ejecutado los comandos «copiar-pegar». Y también sabe que si todo un trabajo está hecho a base de citas, el profesor valorará el interés de dichas citas pero… le preguntará dónde está su aportación. Así que, por lo menos en algunos casos, sí hay la perversa intención de hacer pasar por propio lo ajeno, a ver si cuela, y me lo califican como tal. Eso es robar, a día de hoy en la legislación actual, eso es robar. Comparado con los miles de millones que se llevan unos y otros… robar una frase de un web… es un chiste. Pero ese chiste está recogido tanto en la legislación académica como en la estatal.    Las universidades ya utilizan los programas anti-plagio antes de permitir que se defienda cualquier trabajo. Y algunos profesores, bien gracias a nuestras instituciones, bien por cuenta propia, estamos afiliados a programas anti-plagio muy potentes. Además, los que llevamos años en esto de la docencia tenemos un sexto sentido para saber cuándo algo no es de una persona concreta… y es que esto de la gramática ayuda mucho. Aquel que habla sin un exacto conocimiento de las preposiciones, por ejemplo, no va a tener la iluminación de emplearlas bien por escrito…    Dos observaciones finales: La primera, ¿el que plagia es consciente de lo mucho que pierde a nivel del conocimiento? La diferencia entre copiar un resumen o resumirlo con las propias palabras es, frase a frase, lo que construye a un profesional. La digestión del conocimiento es esencial para ejercer cualquier profesión con calidad. Además, en las Humanidades, todo aquel que pierde una oportunidad de redactar por copiar se perjudica gravemente. Cualquier persona que escribe bien ha empezado escribiendo menos bien, pero se ha esforzado redactando una y otra vez, revisando, mejorando. Y toda nuestra carrera, desde rellenar un dossier de lo que sea hasta examinarse de una oposición, pasa por la escritura.La segunda, ¿dónde está la autoestima del que plagia? Da por sentado que su aportación personal no vale nada, que su lectura tal vez aún joven e inexperta, pero propia, no tiene nada que aportar.
Plagiar es ilegal. Pero, sobre todo, desde mi punto de vista, es el reflejo de una persona que prefiere el camino corto de la deshonestidad por falta de respeto a su propia capacidad.  

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