Hoy os contaré nuestra experiencia con una palabra tan rara como la plagiocefalia postural. Para los que todavía no sabéis de qué se trata, la plagiocefalia es una anomalía craneofacial que consiste en el aplanamiento de una parte del cráneo creando una asimetría facial i craneal. Esta deformación puede ser causada por la manera como estaba el bebé dentro de la barriga, el parto o por la postura que coge el bebé al dormir, cuando siempre duerme hacia el mismo lado quedándole aplanado un lado de la cabeza.
Es una deformación bastante común, pero como en la mayoría de casos es leve, e incluso muchas veces pasa desapercibida. No genera problemas “intelectuales” al niño pero sí estéticos o de mandíbula, etc.
Es muy importante detectarla en los primeros meses del bebé pues es durante el primer año dónde es más rápido y eficaz poder corregirla porque como es obvio el cráneo es más moldeable. Cuando esta plagiocefalia es severa en seguida es detectada por padres o pediatra y rápidamente se pone mano en el asunto. Pero el problema es cuando esta plagiocefalia es leve. En este caso los padres muchas veces no nos percatamos hasta que el bebé ya es grandecito y el pediatra aunque se la detecte, para no alarmarnos, muchas veces ni nos lo comenta, simplemente se la va controlando en cada revisión.
En estos casos leves, la única afectación en el niño es “estética” y aunque el pediatra no le da importancia, a nosotros nos preocupa y nos invade ese dichoso sentimiento de culpa del “y si no hacemos nada ahora y después nos arrepentimos cuando de mayor le veamos que la forma de su cabeza le crea complejos? ¿Y si le crea algún otro problema que podríamos haber solucionado ahora?”. Y este sentimiento de culpa juega a contra reloj, ya que esta deformación se debe solucionar durante el primer año o año y medio de vida si queremos ver buenos resultados.
En nuestro caso no fue hasta los 8-9 meses que nos dimos cuenta que nuestro hijo, al mirarlo delante de un espejo, se le veía un ojo más abierto que el otro. También cuando le bañábamos, al mojarle la cabeza, mirándole desde arriba le veíamos que su cabecita no era redonda. Al preguntarle al pediatra nos dijo que él ya se lo había detectado, pero que como era muy leve no nos había dicho nada porque se iría corrigiendo solo a medida que el niño ya permaneciera menos tiempo tumbado. Además añadió, que es tan leve que esa pequeñita deformación no le causaría ninguna otra consecuencia a excepción de la estética, aunque muy poquita, por lo que no consideraba necesario derivarnos a ningún especialista. Nos dio consejos para ayudar a corregirla (mirar que duerma por ambos lados, que permanezca mucho tiempo sentado, etc.).
El pediatra estaba tranquilo, pero a nosotros nos saltaron todas las alarmas. ¡Ese dichoso sentimiento de culpa del que os hablaba antes! Así que decidimos, por nuestra cuenta, buscar algún especialista que nos diera una segunda opinión y ver si concordaba con la del pediatra. Y aquí llegó nuestra primera sorpresa. ¿A qué especialista llamar? Traumatólogo, neurólogo… Consultemos a una asociación de padres y madres con niños con plagiocefalia y no dijeron que debíamos consultar a un neurocirujano.
Y así lo hicimos, pedimos hora a una neurocirujana de un centro de Barcelona de prestigio especializado precisamente en niños y… desgraciadamente fue nuestra peor experiencia con nuestro hijo. Al llamar para pedir hora expliquemos nuestro caso y nos dieron hora con la neurocirujana. Y cuál fue nuestra sorpresa cuando nada más entrar a su consulta y decirle que veníamos por la plagiocefalia de nuestro hijo se nos encaró, no regañó por haber ido con ella, que ella tenía otros temas más importantes, y nos echó fuera de la consulta. Lo único que nos dijo fue que eso es culpa de los pediatras que ahora recomiendan que los bebe duerman boca arriba y que vayamos a una ortopedia a ponerle un caso. Y todo es nos lo dijo sin ni tan siquiera acercarse a nuestro hijo, sentadita en su silla. Por supuesto hicimos la reclamación pertinente al centro y no hemos vuelto ni volveremos ¡nunca más!
Así que no nos quedó otra que mirar por internet información sobre esta afectación de la cabeza de nuestro hijo. También llevamos después a nuestro hijo a fisioterapeutas y osteópatas… aunque no veíamos ninguna mejora. También le compramos uno de esos cojines que venden para corregir la plagiocefalia o si más no para evitar que vaya a más. Hasta que ya con casi 2 años decidimos dejarlo estar y hacer caso al pediatra de no preocuparnos más. Hemos hecho todo lo que sabíamos y podíamos y debemos pasar página.
A día de hoy, nuestro Peque acaba de cumplir 3 años y os diré que la deformación de la cabeza todavía la tiene, pero sólo se le nota mirándole des de arriba y con el pelo mojado y se la vemos nosotros porque sabemos que la tiene, pero el resto de gente si no se lo dices ni se dan cuenta. Y lo del ojo ya ni se nota, se ha corregido solito. Ahora tiene problemas de mandíbula, la oclusión la hace al revés, y le estamos haciendo seguimiento con el dentista (seguramente deberá llevar aparatos) y empezaremos también con una osteópata especializada que trabajará paralelamente al dentista ayudando a relajar toda esa zona craneal. No sé si este problema de la mandíbula, que también le está causando algún pequeño retraso en el habla es consecuencia o no de la plagiocefalia (se lo preguntaremos al osteópata en su primera visita).
Vista nuestra experiencia os diré:
– Vigilad la postura de vuestro bebé des del momento que nace. Que vaya cambiando de lado a la hora de dormir, minimizar uso de hamacas, sillitas de coche… La prevención es la mejor opción para evitar la plagiocefalia.
– Si vuestro bebé tiene plagiocefalia severa, tranquilos, vuestro pediatra ya os derivará en seguida a algún especialista.
– Uso de cascos. Recomendable en caso severos, pero no demostrado que funcionen en casos leves (no olvidéis que las ortopedias son un negocio como cualquier otro).
– Id a un fisioterapeuta especializado en plagiocefalia. Os descartará que la plagiocefalia no se deba a que el bebé tenga tortícolis y si es el caso os la tratará.
– Confiad en vuestro pediatra, aunque como es normal a él le importará sólo el tema de salud del bebe y a nosotros nos preocupará éste y también la estética.
– Si es leve, se va corrigiendo sola a medida que el niño crece y está más ratos sentado y de pie. Basta con seguir las recomendaciones del pediatra.
Y, para acabar quiero hacer un llamamiento al mundo médico: por favor, decidnos a los padres y madres qué especialista se encarga de estos casos. ¡No nos gusta ver como jugáis a tenis usando a nuestros hijos como pelota!