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CON el objeto de realizar campañas para luchar contra los accidentes de tránsito se ha constituido una nueva entidad internacional: la Asociación Global para la Seguridad Vial.
Está integrada por empresas multinacionales, organizaciones no gubernamentales y los gobiernos de Inglaterra, Dinamarca y Holanda. Cuenta, además, con el apoyo de la Cruz Roja Internacional y de la Organización Mundial de la Salud.
La nueva entidad desarrollará un plan piloto que comenzará a ponerse en marcha en cuatro países: uno de Asia, otro de çfrica, otro de Europa occidental y uno de América latina. La Argentina podría ser elegida, en nuestro continente, para el desenvolvimiento de este ensayo.
Está previsto un amplio abanico de consultas, que incluirá a un mínimo de 12 universidades nacionales, con el apoyo de especialistas en la materia. La Dirección Nacional de Vialidad está realizando una auditoría en las rutas que están bajo su jurisdicción con el fin de llevar, ante el directorio de esta entidad internacional, una propuesta concreta de acción.
El problema de los riesgos viales pertenece a una lamentable tradición argentina, contra la cual se han intentado limitadas acciones, de educación, de control técnico o de legislación, cuyos efectos apenas son visibles. El número de muertos que se producen anualmente en accidentes de tránsito es de 1310 personas por cada millón de vehículos, pero esta cifra, terrible por sí misma, cobra una fuerza mayor si se la compara con las de otras naciones: 132 víctimas mortales en Suecia, 206 en Holanda, 209 en los Estados Unidos, 186 en Italia.
Los datos conocidos, más allá de su tremenda significación en materia de dolor humano, pueden medirse desde un punto de vista diferente si se tienen en cuenta las referencias económicas. Los accidentes de tránsito pueden influir hasta en un 3 por ciento del Producto Bruto Interno, si se tienen en cuenta todos sus costos: valor vida, productividad, atención médica, rehabilitación de accidentados, daños a los vehículos.
Los factores que determinan este problemático cuadro no son únicos, pero algunos se destacan entre los demás. Los datos conocidos muestran que el papel de las personas es decisivo, por la acción de conductores irrespetuosos de las normas básicas o de peatones desaprensivos con respecto a su propia seguridad. Es un tema clásico de observación la resistencia que ofrecen los extranjeros a manejar en nuestro país, en cuanto observan la forma en que el tránsito se desarrolla en la Argentina.
Un capítulo aparte merecen todos los aspectos relacionados con las insuficiencias de la red vial, disminuidas, pero todavía en forma sumamente limitada, con la construcción de las nuevas autopistas. El último fin de semana largo de Semana Santa, a raíz del previsible aumento de la circulación vehicular, hubo nuevas manifestaciones de este desgraciado mal nacional.
Como lo han señalado reiteradamente especialistas y funcionarios, el problema no puede ser resuelto si se intenta confinarlo a un único sector de la sociedad. Es un poco ingrato decirlo, pero un efecto nada despreciable se lograría con una campaña, de origen internacional, destinada a mostrarnos por qué motivos se ha vuelto necesario que se nos deba explicar cómo dar solución a lo que no parecemos ser capaces de resolver nosotros mismos.
Fuente: lanacion.com.ar