Si en su relación conyugal tener o no tener intimidad es sinónimo de tener o no tener relaciones sexuales, no solo juegan con la relación más íntima que puede existir entre un hombre y una mujer, sino que están rompiendo la columna de la intimidad. Estas actitudes provocan traumas y frustraciones sobre todo en las mujeres que se sienten que las están usando y manipulando. Quienes obvian las necesidades integrales del cónyuge, olvidan que son seres humanos que no solo tienen cuerpo, sino también alma y espíritu. Olvidan que para tener una relación íntima adecuada se necesita una relación íntima integral. Lamentablemente no comprenden los valores importantes que esta relación encierra y se labran el camino hacia el divorcio.

