Algo que no entenderé nunca por mucho que se empeñen en explicarme es que cosas como el PLAN PIVE, o cualquier otra ayuda que se supone que es para incentivar algo, en este caso la renovación del parque de vehículos en circulación, acaben teniendo una trascendencia fiscal. Si además es algo que no se explica muy clarito desde el principio, sin letras pequeñas y oscuras, se acaba convirtiendo en una trampa absoluta para el contribuyente. Se mire por donde se mire es una publicidad engañosa, y como tal debería ser tratada y denunciada, por farsantes, mafiosos y mentirosos.
Plan PIVE con trampa
Que el propio Gobierno saque una ayuda para comprar un coche (Plan PIVE) y que luego el beneficiario tenga que declararla en su declaración de renta y acabe pagando impuestos por ella, es pura mafia gubernamental.
La letra pequeña del PLAN PIVE
La ayuda del PLAN PIVE fue aprobada mediante resolución del 28 de septiembre de 2012 e incluía ayudas de 1.000 euros (1.500 en algunos casos) para los adquirentes de vehículos durante 2013 que cumplieses ciertos requisitos. No importa cómo se gestionase la ayuda; tanto si se formalizaba como descuento en la adquisición del nuevo coche o de otro modo, queda claro que está sujeta a tributación.
El comprador persona física deberá integrar esos 1.000 euros (o 1.500) en su declaración de renta como ganancia patrimonial no derivada de transmisión de elemento patrimonial, y por lo tanto estará sujeto al tipo marginal (el más elevado) de su renta.
Hay otro punto importante a tener en cuenta. Puede tratarse de un error o simplemente está hecho a mala leche para luego poder recaudar más, vía sanciones. Se trata de que el gobierno no parece haber remitido la información a Hacienda y estas ayudas no aparecen en el borrador, así que si no se declaran, Hacienda tendrá cuatro largos años para reclamarlas con intereses y sanciones adicionales.
¿Despiste o plan de recaudación futuro?