Revista Opinión

Plancha Abierta. Masonería.

Publicado el 30 septiembre 2018 por Carlosgu82

Desde pequeño he querido conocer los misterios del mundo. Por qué el mundo es como es y cómo aprender a manejarlo. Y aunque todavía no lo sé., el caso es que siempre he estado buscando: religiones, corrientes espirituales, gurus, transformadores espirituales y de repente, di con la masonería. Sociedad que parece que oculta en su seno la sabiduría universal.

Yo tenía la suerte de vivir en Barcelona y me fuí a una de las muchas logias que hay en la ciudad. Era una logia del rito francés, mixta, de las liberales que se llaman. El entrar a formar parte de la Hermanad es una tarea relativamente sencilla, basta con no ser un descerebrado que esté a favor de la pena de muerte a toda costa. No ser homófobo y no ser xenófobo. Ah! y no ser un machista de “y a mucha honra”, pero sí puedes ser un machista “disimulao” de los de los miromachismos, también un poquito clasista, llegado el caso.

Yo, sinceramente, no creo, por lo menos a la escala que yo he conocido, soy Maestro Masón, puedo decir que la masonería es un grupo de gente, como tú  y como yo, con buena voluntad pero pocas ganas. Con no demasiados recursos, con una parte de los miembros que son gente rara y otra gente muy valida que no se compromete y resulta que va y se compromete el que peor lo hace. Y es como bueno, pues nada. Y luego también hay Hermanos malos. Como en la vida misma. Y si  no aguanto a mi hermano cabrón de verdad , voy a aguantar al postizo? No.

Nos ha pasado de todo en las tenidas. Ese Hermano malo, el experto que no tiene ni puta idea pero que se permite el lujo de amonestar a los demás. Ese Hermano feminista de palo , el que no se entera de nada;  y luego están las progres, las formales evolucionadas, las insoportables y las hijas de puta. Tíos con el colmillo retorcido no había, estaban los machirulos que van de progres.

Nos pasó que faltaba algo, siempre faltaba algo. O en el momento de la celebración del ritual, nadie lo conocía. Las iniciaciones eran cómicas. Cuando no pasaba una cosa pasaba otra. Desorden en las salidas.Nadie sabía lo que tenía que hacer mientras el iniciado estaba ahí, con los ojos cerrados pensando que lo que ocurría a su alrededor era una práctica mística ancestral, mientras que la realidad era que había un grupo de adultos maduros preguntándose unos a otros un un guión en la mano que qué venia ahora gesticulando y agitando los brazos.

Esa Logia barcelonesa era un desastre, pero me doy cuenta de que tienen algo en común. Están ahí los unos para los otros. De la forma que sea o que puedan. Aunque a veces lo hagan mal,  o sean torpes. Es cierto que había alguna gente mala pero se fueron y dejaron lo normal, gente que intenta hacer las cosas bien y a veces se equivoca, o que no se les da bien determinadas cosas, o no le dan importancia.

Cuatro años llevo en Masonería y en ella voy a seguir, porque la mejor lección que me ha dado esta unión secreta de seres humanos es que: de todo lo que veas existe su contrario y ese equilibrio entre lo uno y lo otro es el camino a seguir. No busco la perfección, busco la felicidad.

He dicho.

Plancha Abierta. Masonería.


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