Yo vivo en una zona donde la nieve brilla por su ausencia. Las buenas temperaturas que tenemos en la costa blanca durante todo el año provocan que tan solo, muy ocasionalmente, podamos ver algo de nieve en lo alto de la Aitana o la Carrasqueta. Así que ya os podréis imaginar lo que nos impacta un manto blanco cubriendo las montañas. Para nosotros es algo casi mágico.
He tenido la oportunidad de ir a esquiar en tres o cuatro ocasiones a lo largo de mi vida y he de decir siempre lo he disfrutado muchísimo. No soy buena esquiando, lo reconozco, pero me encanta la sensación que siento al deslizarme por la nieve, sentir ese fresquete en la cara mientras bajo… La verdad es que necesitaría unas cuantas lecciones más para bajar las laderas con esa seguridad que veo en los niños pequeños. Los adultos siempre tenemos algo de miedo, eso es así. No podemos evitar pensar en la posibilidad de que nos podamos caer. Los niños no sienten ese miedo. Los niños se ponen unos esquíes y, con un par de lecciones que les den los monitores, la confianza en sí mismos que tienen y esas enormes ganas de divertirse, en poco tiempo se deslizan como si hubiesen nacido con ellos puestos.
Imagenes propiedad de esquiades.com
Recuerdo la primera vez que fui a esquiar a Sierra Nevada. Yo iba con una excursión del instituto. Jamás olvidaré como un grupo de niños que no me llegaban ni a la cintura bajaban a toda velocidad esquivándome mientras yo intentaba a duras penas controlar “la cuña” (primera postura del esquiador que se aprendía y que te sirve para frenar). En aquel entonces pensé, con cierta envidia adolescente… ¡Como mola! Se lo están pasando genial estos nanos. Ahora que yo tengo mis peques, me encantaría que ellos lo disfrutasen tanto como los que tengo grabados en mi memoria.
César ya ha cumplido los 3 años, así que creo que ha llegado el momento perfecto para comenzar a plantearnos una escapada de esquí en familia. Ahora ya pueden aprender los tres a esquiar. Tengo muchas ganas de hacer esa escapada: jugar con la nieve, tirarnos en trineo, ponerles los esquíes y verles hacer sus primeros pinitos con ellos... y si nos decidimos por ir a esquiar a Andorra, terminar el día disfrutando de Caldea con los niños.
Me parece que voy a ir mirando a ver si nos cuadran fechas y precios para los cinco. Es verdad que esquiar no es barato, y menos siendo tantos, pero seguro que buscando un poco, puedo encontrar buenas ofertas de esquí y disfrutar de unas mini vacaciones en familia. ¿No os parece? ;)
Ahora contadme vosotros, ¿Os gusta esquiar? ¿Habéis hecho alguna escapada de esquí con los peques? ¿Cómo fue la experiencia? Puedes dejarme un comentario más abajo contándome lo que quieras que yo te responderé. No olvides que los blogs se alimentan de vuestros comentarios. ;)
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