Revista Cultura y Ocio
Vetusta Blues. –“Planes y choques”
La pregunta es de lo más sugerente: ¿cómo quieres que sea tu ciudad para los próximos años? Todo un abanico de posibilidades abierto en unos espacios que se muestran para que Oviedo renazca. Es una oportunidad que otras ciudades del norte de España han sabido aprovechar. Basta darse una vuelta por el hermoso paseo junto a la ría del Nervión de camino al Museo Guggenheim para saber que los bilbaínos han sabido aprovechar su oportunidad. O acercarse a las inmediaciones del parque de las Llamas de Santander donde los cántabros han creado una serie de infraestructuras básicas (polideportivo, sala de conciertos) en un entorno maravilloso y descubrir cómo pueden diseñarse lugares para que los habitantes de una ciudad puedan disfrutar.
Este Oviedo abigarrado en torno a su estructura medieval tiene ahora la ocasión de renacer gracias a espacios como la antigua Fábrica de Armas, el entorno del antiguo Hospital y –aunque parece que ya olvidado- el enorme solar de la Fábrica de Gas. Hemos atravesado un erial donde infraestructuras como los accesos a la ciudad se convertían en un sucio y absurdo campo de batalla político con todos los nefandos tics que sólo interesan a los dirigentes y que, al final, acaban convirtiéndose en padecimientos para el ciudadano. Oviedo cuenta con accesos lamentables en la práctica totalidad de sus entradas y eso ya parece un mal irresoluble con el que todos los conductores cuentan. Las oportunidades de lograr circunvalaciones decentes se echaron por tierra en una de esas guerras inútiles que sólo interesaban a responsables políticos más interesados en una pelea de gallos que en solucionar los problemas.
También hemos vivido planes de choque con tintes de propaganda política, con la ciudad levantada en unas obras donde se sustituían elementos que, en muchas ocasiones, no necesitaban recambio. Como herencia queda un magnífico paseo, el de la Losa, espacio abierto de una obra que no tuvo continuidad en otros sitios que también lo reclamaban. El síntoma de la degeneración de todo un régimen fue pasar de una gran construcción como la Losa a un pequeño remiendo como el “Losín” de la calle Uría. De una visión grande a una miserable.
Y no, nadie quiere que el solar de la antigua Fábrica de Armas se transforme en un entorno de rascacielos. Ni que todo un barrio como el de Buenavista se marchite mientras la inútil Comisión de Patrimonio sigue reuniéndose cada seis meses para que la Plaza de Toros continúe sin solución. Deseamos altas miras, no soluciones miserables como las de quienes pretendían construir un aparcamiento bajo el Parque de San Francisco. Queremos que no se mire tanto al dinero, al sucio dinero, a la porquería de intereses que se introduce en cada proyecto, y que se trabaje para transformar la ciudad hasta dejarla a la altura de sus vecinas del Norte. La oportunidad está ahí delante, esperemos que no se pierda ni en propaganda ni en pelotazos ni en absurdas peleas políticas.
MANOLO D. ABADpublicado en la edición papel del diario "El Comercio" el sábado 4 de octubre de 2014