El pasado 1 de enero China tomo una decisión vital en su economía y la concienciación de todo un país tan superpoblado, y es la de que no va a cerrar definitivamente flujo de importaciones de basura procedentes de parte del planeta. Esto a nivel geopolítico y por supuesto ambiental va a tener unas repercusiones muy importantes. En China se han dado cuenta que ellos son grandes productores de ciertos residuos (papel, cartón y plásticos principalmente) y de ahí de la decisión de restringir la importación de estas materias de desecho. Esta decisión afectaría al mundo occidental sobre todo a EEUU que exporta un tercio de la basura que produce (la basura compactada se mete en contenedores y se manda a China).
Curiosamente la potencia económica mundial como es EEUU ha entrado en un periodo negacionista con el actual presidente que considera necesario el desarrollo imparable de la economía. En cambio China persigue un mayor control del consumo, educar a la ciudadanía y sobre todo considerar que todo lo que es el reciclado en plantas industriales también supone un consumo energético y emisiones de gases efectos invernadero (por ejemplo en la incineradoras). El compromiso que quiere adquirir el país del sol naciente de adherirse a pactos medioambientales supone renunciar a lo que venía haciendo hasta ahora (por ejemplo quemar la basura o reciclar la que no generan ellos).
El pueblo Chino ante un crecimiento poblacional quiere tener un mundo más “limpio”. A nosotros nos sorprenden las imágenes de los miles de vecinos de pueblos como Guiyu, que viven de los vertederos y los materiales que de allí sacan. De hecho, había tanta masificación de gente que el gobierno se vio abocado a regularizar estas actividades creando empresas. En cierta manera para evitar los riesgos biológicos, tóxicos y de seguridad en el manejo de estos detritus tan peligrosos.
La basura es la fuente de supervivencia de cientos de familias que trabajan para reciclado de los productos que otras economías descartan. Muchas personas trabajan allí en unas condiciones de insalubridad motivada por los focos de infecciones que pueden contener, pero también por las condiciones laborales inseguras. De hecho unas 114 personas murieron aplastadas en una auténtica avalancha de basura en uno de estos vertederos incontrolados en Etiopia.
¿Y por que exportamos los residuos si realmente las organizaciones ecologistas presionan a los gobiernos en el reciclaje? Porque realmente reciclar es caro, sale más económico exportarlo. También están las cuotas de emisiones que debemos no superar, si tenemos residuos y las sobrepasamos con el reciclaje porque este también contamina, lo que los gobiernos hacen es desviar el problema hacia otro lado, es decir, enviándolo fuera. Y la última razón es la demanda de China, La India, Etiopía, etc. y porque no, eran generadoras de crecimiento económico de estos países. Pensemos que países como Manila, más de 50.000 personas viven diariamente de buscar entre la basura. La basura mueve la economía de muchos países en vías de desarrollo.
Pero como podemos devolver a la sociedad a pensar como nuestros antepasados mas cercanos. Y es que no ha pasado tanto tiempo. Antes se rellenaba todo, el vino, las botellas de leche eran de cristal, las personas no tirábamos tanta ropa y le dábamos más vida, etc.. Tan sólo reflexionemos en toda la materia prima que interviene en un frasco de agua de colonia (vídrio, plástico del tapón, papel de la etiqueta, tinta, cartón, el tiquet de compra, a bolsa donde el vendedor nos coloca dicho perfume, etc.). Y si fuéramos siempre con el mismo envase al comercio para que nos lo rellenaran. ¡Qué desperdicio de materia prima que luego va a la basura!
China y otros países asiáticos con el negocio del reciclaje de basura devuelven a una nueva vida, y parece fruto de una absurda paradoja que todo ese material, luego servirá para embalar productos que nosotros estaremos dispuestos a pagar de nuevo.
Pensemos, aunque parezca increíble que existen mafias que generan unos fuertes ingresos por el contrabando de basura. Estas organizaciones delictivas, sacan la basura ilegalmente de los países para tratarla y sacar beneficios de ello. De hecho algunos países como el antes mencionado, Manila, en donde trabajadores estaban sometidos a estas mafias y tuvieron que intervenir los gobiernos para que los trabajadores hicieran valer sus derechos constituyendo grupos sindicales, para ser ellos mismos los que gestionaran los trabajos e ingresos de los vertederos y expulsar a los mafiosos de ellos.
Pero el problema puede llegar a ser dramáticamente más catastrófico. Y es que aunque en Europa la cultura del reciclaje más o menos con cierto éxito puede verse como con un presente satisfactorio y un mejor futuro, ¿qué ocurre con todos estos países, como en el caso de Nigeria que en pocos años superará en número de habitantes al de toda Europa? Ciertamente en estos países el reciclaje les es bastante ajeno.
Todo va a ser un círculo vicioso en el que el máximo responsable es ese consumismo incontrolable. Retomando el hilo del comienzo del post y como ejemplo el de China y aunque la población va a estancarse o incluso disminuir en los próximos años, la alta renovación de cualquier artículo (móviles, televisores, etc.) provocará que incluso ellos mismos se vean obligados a exportar sus desechos para cumplir las exigencias medioambientales.
Todos los grandes dignatarios deberían de tomar las riendas en pro a un desarrollo sostenible. Pero el daño, ya irreversible y enquistado nace de la propia sociedad. Existen corrientes de cultura detox que balancea lo positivo de una vuelta a un consumo responsable, donde el mejor reciclaje es no generar residuo alguno. En esta corriente se postulan ideas como la de eliminar de nuestras vidas diez elementos cada mes de cosas que no sean realmente imprescindibles, para ser conscientes que acumulamos productos que no necesitamos. Otras creencias de esta corriente, es la de apostar por no abusar de las prendas de vestir y usar sólo un número limitado.
La basura que generamos, mucha de ella innecesaria, puede acabar en lugares remotos de nuestro planeta y que las decisiones de los países a escala global puede afectarnos mucho más de lo que sospechábamos hasta ahora. Recordemos todos “el mejor residuos es el que no se produce”. Así que cuando vayamos al comercio y veamos el alimento envasado en la bandeja de poliespan y el plástico de film que lo envuelve, recapacitemos en el daño que nos estamos produciendo tanto al planeta como al hombre.