En esta ilustración vemos una estrella joven rodeada por un disco protoplanetario en el cual se forman planetas. Crédito: ESO/L. Calçada
Permítanme que les hable otra vez de astronomía, pero es que estoy fascinada con un tema que me tiene anonadada: la posible existencia (o no) de planetas de segunda generación. ¿Que qué es eso? No se crean, a mí también me cuesta entender el concepto. Los planetas nacen de la basurilla que queda tras la formación de una estrella (o varias, ya que muchas veces las estrellas van en parejas, denominándose “estrella binaria”). Esa basurilla se apelotona alrededor de la estrella en una especie de disco y acaba formando planetas (es lo que ven ilustrado en la imagen de cabecera). Así, voy rapidito para que me entiendan.
Cuando la estrella se hace muy vieja su muerte dependerá de la masa que tenga. Si es muy masiva acabará explotando. Si es de masa intermedia le pasa una cosa muy interesante… ¿Han visto alguna vez una fruta podrida con esporas? No me refiero a las pochas con mucha humedad, sino a esas que parecen medio momificadas y se ponen verdes… Pareciera que si soplásemos lo que queda de la fruta saldría volando (y así es). Bueno (me van a permitir los expertos mis burdos ejemplos), pues con las estrellas, al envejecer, pasa algo similar: empiezan a soltar material en oleadas. Y la sorpresa vino al descubrir que en algunas estrellas binarias el material, en vez de expandirse, volvía a formar un disco alrededor de ambas estrellas. A mí me parece alucinante. Porque no puedo evitar pensar en la posibilidad de que, en esos discos de segunda generación, pudiera haber, si el tiempo y las condiciones lo permitieran, planetas de segunda generación. Y me he quedado astrotrastornada…
Si quieren saber un poquito más, aquí lo cuento de forma más extensa.
Lo que se aprende.