Arthur González.─ Integrantes de la mafia terrorista anticubana a en Miami, pretenden sabotear la Cumbre de las Américas en Lima. Para lograrlo preparan a un grupo de residentes en Estados Unidos, como si fueran representantes de la sociedad civil cubana, encabezada por Rosa María Payá, la cual tiene estatus de “refugiada política”, como cientos de esbirros de la dictadura de Fulgencio Batista, que huyeron de la justicia.
El libro The Corporation, recientemente publicado, relata acciones terroristas de los “refugiados políticos” ex miembros de la tiranía batistiana, lo que prueba quienes son en verdad esos cubanos que residen en Miami y se auto titulan representantes de la sociedad cubana, sin que ninguno participe del acontecer cotidiano de Cuba.
Rosa María, negoció su visa de “refugiada política” a cambio de participar en campañas diseñadas por Estados Unidos contra la Revolución cubana, donde acusan a sus autoridades de la muerte de su padre. Sin embargo, ella entra y sale de la Isla sin tener problemas, a pesar de organizar provocaciones.
Nombrada por los yanquis como presidenta de la Red latinoamericana de jóvenes, pretende participar en Lima como parte de la sociedad civil de Cuba, hecho que solo busca provocar a la delegación de la verdadera sociedad civil cubana que construye su país, a pesar de la guerra económica impuesta por Estados Unidos hace medio siglo.
La primera acción ejecutada el 28 de marzo del 2018, fue una misiva enviada desde Miami al Secretario General de la OEA, Luis Almagro, a nombre de la organización “coalición opositora al régimen castrista”, integrada por elementos terroristas “refugiados políticos” en EE.UU., trasladándole su “preocupación” por la invitación al presidente Raúl Castro, a la Cumbre.
Esos “refugiados políticos” dicen que representan a más de “65 organizaciones de dentro y fuera de Cuba”, algo vergonzoso porque en 59 años no han logrado nuclear al pueblo cubano en torno a esos que la CIA creó y financia para actuar contra la Revolución, la mayoría con antecedentes de terrorismo.
Informes de la embajada yanqui en la Habana, desmienten la existencia de tales organizaciones, como afirmó el jefe de esa Misión en un cable secreto, conocido por WikiLeaks, donde afirma:
“Vemos poca evidencia de que las organizaciones disidentes tengan mucho impacto en los cubanos de a pie. […] Las encuestas informales que hemos hecho, muestran que las personalidades disidentes o sus agendas, son prácticamente desconocidas”.
Como bien afirma el representante yanqui, nadie en Cuba conoce esas “organizaciones” y por tanto no pueden auto definirse como delegados de la sociedad civil cubana.
Lo más reciente la campaña diseñada contra Cuba es la acusación de la fabricada “Red latinoamericana de jóvenes”, de que los órganos de la inteligencia cubana asistirán a la Cumbre de las Américas diciendo que son de la sociedad civil, algo para reírse.
Rosa María sabe que la delegación cubana, genuina representante de su sociedad, no le permitirá ninguna provocación ni asumir posiciones a nombre de Cuba, porque todos conocen que ella responde al dinero que le facilitan miembros de la mafia terrorista, como Ileana Ros-Lehtinen, Mario Díaz-Balart y Marco Rubio, quienes la dirigen con el fin de construirle una imagen de representante de la juventud cubana.
Cuba no es victimaria, sino víctima de permanentes agresiones de Estados Unidos, historia bien conocida en Latinoamérica, que va desde la voladura del buque francés La Coubre en 1960, la fracasada invasión por Bahía de Cochinos, los incendios en centros comerciales, industrias, cines y teatros, bombas en embajadas cubanas en el exterior, guerra biológica para enfermar y matar, entre ellas la meningoencefalitis y el dengue hemorrágico, hasta la explosión en pleno vuelo de un avión civil cubano donde murieron 73 personas y su autor se pasea por las calles de Miami, por las mismas avenidas que transita ahora Rosa María, sin acusarlo de asesino.
Antes de conformar un espectáculo provocativo en Lima, ella y su “Red”, deberían exigirle al gobierno de Estados Unidos cesar la guerra económica diseñada para liquidar de hambre a los cubanos; pedirle a la Casa Blanca que detenga su persecución a la banca internacional por hacer transacciones con Cuba y que permita a los jóvenes estadounidenses visitar la Isla libremente, sin ser sancionados.
Quienes realmente son agentes del imperialismo son ellos, que reciben financiamiento y órdenes de oficiales de la CIA y otros supuestos “especialistas” del Departamento de Estados, para acudir a esa Cumbre a formar el caos y el enfrentamiento con la delegación oficial cubana.
Los yanquis se enferman al escuchar la voz fuerte y soberana de Cuba, esa que nunca han podido acallar a pesar de las cruzadas mediáticas plagadas de calumnias y que el tiempo se encarga de desmentir.
Los cubanos son gente de paz y amistad demostrado con su presencia en muchos países latinoamericanos, donde sus médicos, enfermeras, artistas, maestros y entrenadores deportivos, brindan sus conocimientos para salvar vidas y el alma de millones de personas que agradecen la ayuda humanitaria de un pueblo que no da lo que le sobra, sino que comparte lo que tiene.
Rosa María y otros secuaces de Miami, saben perfectamente que Cuba y sus amigos latinoamericanos no permitirá ofensas, irrespetos o provocaciones, y siguiendo el ejemplo de sus atletas en los Juegos Deportivos Centroamericanos en Jamaica en 1962, responderá adecuadamente ante cada acción, porque a la Patria hay que defenderla en cualquier escenario.