Siembra la semilla de la felicidad en acto de fe y de voluntad.
Riégala diariamente gota a gota: nutre la rama de la solidaridad y la de la generosidad, cuida la flor de la mano que guía y de la sonrisa.
Cada momento de atención se multiplicará y se hará eterno. El árbol crecerá y te dará sombra cuando quema el sol, protección mientras pasa la tormenta y fruta cuando necesitas energía…