Revista Sociedad
Mañana miércoles el Rey Felipe VI visita el Parlamento Europeo. Europarlamentarios españoles de diversas formaciones políticas (entre otras, Izquierda Unida y Convergència i Unió) han decidido dar el plante al Rey, y no asistir al encuentro previsto con todos los eurodiputados españoles.
Francamente, me parece una salida de tono sin ninguna justificación.
Yo me considero republicano. Es decir, si hoy construyéramos este país desde la nada, creo que un sistema republicano, en que el Jefe del Estado sea elegido democráticamente por todos los ciudadanos, es el más adecuado para organizar el país en el siglo XXI.
Dicho esto, Felipe VI es Rey de España y, por lo tanto, Jefe del Estado, legal y legítimamente. Como tal, merece el respeto de su posición y cualquier plante me parece fuera de lugar.
Otra cosa es que algunos (o muchos) ciudadanos estén por la labor de cambiar la Constitución, e incluso cambiar el sistema monárquico por uno republicano. La Ley permite su propia modificación, bajo ciertas condiciones democráticas.
Hasta ahora, la realidad es que no existe una mayoría política que esté por esa labor. Es posible que el tema cambie tras las próximas Elecciones Generales.
En un Estado de Derecho debe primar el Imperio de la Ley. Una Ley aprobada por la mayoría de los ciudadanos.
Es muy torticera y falaz la interpretación que da la sensación que algunos hacen de lo democrático: algo es democrático si es como yo creo que debería ser; antidemocrático si es lo contrario. La democracia, definitivamente, NO funciona de este modo.
La democracia es un sistema basado en mayorías y minorías. Conviene no olvidar esto.
Si aceptamos que algunos no cumplan la Ley sólo porque les parece que debería ser diferente, entonces menos mal que no tienen tanques, porque si los tuvieran estaríamos en un escenario de Golpe de Estado.
La mejor receta para la placidez de espíritu es disfrutar de la vida que te llegue, sin dejar de luchar por la vida que te gustaría tener.
Los ciudadanos estamos obligados a respetar la Ley y sus instituciones. No es necesario manifestar entusiasmo, si no se siente, ante el Rey o cuando suena el himno nacional. Pero el plante al Rey o los silbidos al himno son, simplemente, una falta de respeto que me parece que no debemos aceptar de ninguna forma.
Aunque sintamos simpatía por lo que dicen defender. Las cosas no se hacen así.
JMBA