El pie valgo es una deformidad del pie producida por una desviación lateral del talón, con lo que la cara plantar queda orientada hacia el borde externo del pie de modo que, cuando cargamos el peso sobre él, este se vuelve plano. Esto ocurre por lo que se conoce como “hiperlaxitud”, una elasticidad excesiva de los músculos de la superficie plantar. Se trata de una deformación relativamente frecuente durante los primeros años de vida, pero, con un diagnóstico precoz, puede corregirse sin necesidad de cirugía a través de medidas terapéuticas, como ejercicio de estiramiento, y ortopédicas, como las plantillas pie valgo o plantillas taloneras.
Un pie valgo no puede identificarse en reposo, pero podemos reconocerlo porque, al ponernos de pie y cargar sobre el nuestro peso corporal, el arco podal desaparece y toda la planta queda apoyada en el suelo. Cuando la planta del pie se orienta hacia adentro hablamos de pie varo o equino, que también puede ir asociado a otros trastornos de carácter congénito, como el pie cavo-varo o el pie zambo. Si no lo tratamos, a partir de los tres años de edad el pie valgo puede producir dolor en los talones y las rodillas. En adultos, puede llegar a incapacitar a la persona para estar de pie de forma continuada. Los expertos en el cuidado de los pies recomiendan por ello vigilar la postura y la pisada durante la infancia, cuando es más sencillo corregirla fácilmente con unas plantillas pie valgo.
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Principales síntomas del pie valgo
Como hemos mencionado, el pie valgo es una deformación relativamente fácil de tratar una vez diagnosticada. Sin embargo, hasta los tres años de edad es difícil identificarlo, ya que durante esta etapa los músculos son mucho más elásticos que en la edad adulta y muchos niños apoyan toda la planta del pie al caminar. Llevar un control periódico del infante durante estos primeros años de crecimiento nos permitirá detectar rápidamente cualquier desviación o mala postura al caminar. En estas edades tempranas, los expertos recomiendan usar plantillas a medida, fabricadas expresamente según las necesidades específicas de cada caso. Las plantillas para pie valgo pueden usarse desde los dos años de edad.
Si sospecha que usted o su hijo pueden sufrir pie valgo, existen algunas pistas que pueden revelarnos la presencia de esta desviación. Los niños con pie valgo tienen tendencia a perder el equilibrio y se caen con facilidad, por lo que pueden parecer más torpes. También es frecuente observar cambios compensatorios al caminar, derivados de la mala postura del talón. Al corregir esta desviación mediante plantillas para pie valgo, estos problemas motrices desaparecen.
En la edad adulta, el pie valgo provoca habitualmente dolores localizados en los pies (metatarsalgias, talalgias, fascitis), las pantorrillas y la zona lumbar. Si la deformación es grave pueden producirse calambres y torpeza generalizada, hasta llegar a importantes limitaciones funcionales o deformidades óseas como los juanetes. Afortunadamente, si bien el proceso no es tan rápido como en edad infantil, las plantillas para pie valgo también han demostrado ser muy efectivas para los usuarios adultos.
El tratamiento del pie valgo pasa por un estudio biomecánico de la pisada, que ayude al profesional a determinar el tipo de plantillas y los ejercicios más adecuados para corregirlo. Este estudio siempre debe ser realizado por un profesional de confianza. Tanto su médico o pediatra como su fabricante de plantillas para calzado habitual pueden asesorarle sobre las características que necesita y ayudarlo a elegir el modelo de plantillas para pie valgo más adecuadas para usted. En ocasiones, además de estas plantillas puede ser recomendable el uso de un calzado ortopédico, que refuerce la sujeción del pie.
Corrección ortopédica con plantillas para pie valgo
Las plantillas para pie valgo permiten corregir el arco plantar y refuerzan el apoyo en la zona del antepié con un contrafuerte que sujete el calcáneo. De esta forma, se evita que el problema se agrave y derive en deformaciones más severas y difíciles de solucionar, además de mejorar la amortiguación de la pisada e impedir el colapso de la bóveda plantar al andar. Las plantillas para pie valgo alinean el talón desviado, corriendo progresivamente la postura del resto del cuerpo.
Si buscamos las mejores prestaciones en cuanto a comodidad y adaptación anatómica, la mejor opción para corregir esta dolencia son las plantillas a medida. De esta forma nos aseguramos de estar usando plantillas para pie valgo totalmente personalizadas, fabricada a la medida justa de nuestros pies. Más allá de las características anatómicas, cada persona camina de una forma única y distintiva. Los fabricantes de plantillas para calzado saben bien que para elegir la plantilla adecuada es necesario conocer hasta el más pequeño detalle relacionado con la forma en la que caminamos, diseñando y elaborando después plantillas a medida, acordes con nuestras necesidades.
Otra buena solución ortopédica para el tratamiento de los pies varos, valgos o galvos son las plantillas taloneras biomecánicas. Estas plantillas redistribuyen el peso del cuerpo de forma uniforme a lo largo de toda la superficie del pie, reduciendo la presión excesiva sobre la zona exterior o interior del pie que causan una pisada incorrecta. Al mismo tiempo, las plantillas taloneras amortiguan el impacto sobre la zona del talón al caminar y se corrigen la postura del pie, mejorando la alineación del resto del cuerpo.
Las plantillas taloneras deben tener un diseño totalmente anatómico para evitar rozaduras o incomodidad al andar. Entre las últimas innovaciones destacadas dentro de esta categoría de productos destacan las plantillas taloneras de gel, para un máximo confort en la pisada. Otras opciones con muy buenos resultados en cuanto a adaptabilidad son las plantillas de látex o de piel natural. Sea cual sea tu opción, las plantillas taloneras para pie valgo deben asegurar también una transpiración adecuada.
Elegir las plantillas para pie valgo más adecuadas depende en gran medida de las circunstancias de cada caso. Las plantillas para calzado son una de las medidas más habituales para el tratamiento del pie valgo desde el punto de vista ortopédico, pero siempre es recomendable que su uso haya sido prescrito por un facultativo médico después de un estudio biomecánico del pie, tanto estático como en movimiento.
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