Platón sostuvo en solitario la tesis creacionista según atestigua Aristóteles, quien también combatió a su maestro en este asunto.
Platón escribe en el Timeo:
Acerca del universo -o cosmos o si en alguna ocasión se le hubiera dado otro nombre más apropiado, usémoslo- debemos indagar primero, lo que se supone que hay que considerar en primer lugar en toda ocasión: si siempre ha sido, sin comienzo de la generación, o si se generó y tuvo algún inicio. Es generado, pues es visible y tangible y tiene un cuerpo y tales cosas son todas sensibles y lo sensible, captado por la opinión.
Aunque en el diálogo el aserto no queda suficientemente justificado, parece que el razonamiento que subyace es como sigue:
Ser siempre es ser uno, ya que lo que no es siempre está dividido entre el ser y el no ser. Así, el ser que existe siempre tiene un ser infinito y, en la medida en que el infinito no puede ser dividido, pues dividir es limitar, tal ser es indivisible.
Ahora bien, lo que cae bajo los sentidos es divisible, ya que la unidad, al ser inextensa, sólo puede ser inteligida.
Por tanto, lo que cae bajo los sentidos no es el ser que existe siempre.
El universo cae bajo los sentidos.
Por consiguiente, el universo no es el ser que existe siempre.
Traté esta cuestión en el Argumento de la División Imposible.