Seguimos con los post dedicados a la nueva sección: #followcreative. En ella, de manera similar a la de #followarch (donde presentamos estudios de arquitectura), iremos presentando a profesionales de otras disciplinas creativas.
Hoy os queremos hablar de Platoniq es una organización internacional de productores culturales y desarrolladores de software, pionera en la producción y distribución de cultura copyleft. El resultado de su trabajo genera innovadoras aplicaciones informáticas y metodologías, además de un amplio archivo audiovisual.
La revista Emprendedores de este mes publica una entrevista sobre Platoniq, a cargo de Rafael Galán. A continuación os dejamos con la entrevista integral.
¿Cómo surgió la idea de negocio?
Nuestro caso es un poco particular. Los fundadores de Platoniq venimos del campo del Arte y la Comunicación y esta característica siempre choca, porque al fin y al cabo lo que venimos haciendo desde el año 2001 es aplicar las Tecnologías de la Información y la Comunicación a la organización de eventos, la difusión de contenidos digitales, la educación, la participación ciudadana y a la creación de escenarios que impulsan el emprendizaje. En todo caso, somos gente especialmente creativa, de manera que aplicamos grandes dosis de nuestro pensamiento divergente y nuestra capacidad para generar innovación en las organizaciones que piden nuestros servicios de consultoría.
La idea de negocio vino. No la buscamos, llegó. Varios de los que fundamos Platoniq vivíamos en Berlín a finales de los 90. Empezábamos a coquetear con la informática y el software libre, pero seguíamos relacionados con el mundo cultural y sacamos nuestra primera plataforma en Internet, una herramienta para transmitir en directo eventos, proveer podcasts y que, finalmente, se transformó en Openserver.org, una plataforma abierta de radio por Internet, autoadministrada por la comunidad de usuarios. Fuimos conscientes del potencial de producir herramientas para comunidades muy al principio del boom de las redes sociales y esa visión pionera nos ha dado mucha ventaja y experiencia respecto a otros.
¿Habíais emprendido antes?
Empezamos cuando apenas superábamos los veinte años. Platoniq ha sido nuestra primera aventura, nada fácil al principio, especialmente en España, donde aún se nos ve como una organización híbrida rarísima, pero aquí estamos, y todavía tenemos mucho camino por recorrer.
¿Cómo está ahora mismo vuestro mercado?
Por el momento no nos ha afectado la crisis, incluso podemos decir que nos ha beneficiado. En este sentido, la cuota que tenemos normalmente de talleres de formación y consultorías se ha multiplicado muchísimo. Nos contactan continuamente para formar en redes sociales a los miembros de todo tipo de organizaciones, ayudar a empresas a ver cómo podrían beneficiarse de ellas o qué nuevos servicios podrían nacer si sumáramos lo que una organización ya está haciendo con las TICs. También ayudamos a repensar el marketing a través de ellas o ir un poco más allá de la difusión y la creación de marca para ayudar a generar innovación desde los mismos trabajadores y clientes de la empresa. Cada contexto es muy diferente, por eso nuestra capacidad de adaptación y reinvención de las necesidades y posibilidades del lugar es muy importante.
¿En qué se diferencia vuestra propuesta de cualquier otra empresa del sector? ¿Software libre? ¿Voluntad social?
Hemos aplicado la creatividad en el “mundo real ” de la empresa y de las organizaciones, anticipándonos a nuevas necesidades ciudadanas en un marco cada vez más
complejo: el de una sociedad y una economía que no sólo necesita conocimiento, sino también nuevas actitudes.
Estas nuevas actitudes tienen mucho que ver con el funcionamiento de las redes sociales digitales, pero Platoniq tiene claro que no es la tecnología por la tecnología, sino cómo utilizar las nuevas herramientas para cosas que realmente importan.
Queremos enfrentarnos a grandes problemas, así que no buscamos herramientas que sólo ayuden a aquéllos ya habituados a la tecnología, sino que buscamos ideas que vayan más allá para poder abordar necesidades sociales no atendidas.
Lo que es emocionante del mundo online es que puede ayudar a las personas a organizar iniciativas para sí mismas en el mundo offline. Esto deja el poder en manos de los usuarios, quienes muchas veces están mejor situados para crear un cambio más relevante y efectivo.
¿Cuál es vuestra competencia? ¿Cuál es el grado de competencia de vuestro sector? ¿Dónde está la batalla?
Nuestra manera de competir es compartir, lo hemos aprendido del software libre y hasta el momento nos ha funcionado estupendamente.
La clave está en entender que el “mercado” es y será cada vez más crítico con las actitudes de puro beneficio económico, y cada vez reclama más que parte de esos beneficios sean compartidos en forma de objetivo común.
El beneficio social se está convirtiendo en el factor estratégico para tener un futuro beneficio económico sostenible.
¿Cuáles fueron los principales problemas a los que tuvisteis que hacer frente durante la puesta en marcha del negocio (búsqueda de local, de profesionales, de recursos, trámites burocráticos, etc.)?
Los prejuicios. Trabajar con tecnología sin ser tecnólogos, mezclar sectores “inmezclables”, creer en las posibilidades de Internet después de que el efecto punto com se desinflara… Especialmente en España, tuvimos que abrirnos camino arriesgándonos mucho y probando cosas que no sabíamos a ciencia cierta si iban a cuajar.
¿Cómo los resolvisteis?
Pensando en global y actuando en local. Y como a nivel internacional parecía que nuestras propuestas calaban mejor, nos dedicamos a difundir y comunicar al máximo lo que hacíamos en Europa. Ganamos algunos premios por algunas aplicaciones informáticas ligadas a la cultura digital y eso nos fortaleció.
¿Cuáles son vuestros principales clientes? ¿Dónde se encuentran?
Por un lado tenemos a la administración pública, fundaciones, ONG’s que quieren invertir en herramientas de uso público, participación ciudadana o formación. Por otro lado, empresas que aún no están puestas al día de las TICs o que quieren abrir una línea de innovación en colaboración con nosotros, es decir, departamentos de I+D de pequeñas y medianas empresas.
¿Cuáles son vuestros próximos pasos? (Nuevos proyectos a corto y medio plazo)
Recientemente hemos desarrollado una aplicación informática con la que aún estamos explorando posibilidades de mercado. Es un tablón de anuncios audiovisuales, se llama S.O.S y, a priori, sirve para poner en contacto personas con intereses en común a través de vídeo anuncios y mensajes SMS. Pero últimamente también estamos comprobando que puede ser muy útil en congresos y eventos como un nuevo sistema de entender la “business card” y el networking.
Por otro lado, consolidarnos como organizadores y dinamizadores de “mercados de ideas”. Estamos trabajando muy estrechamente con el Citilab-Cornellà en Cataluña para fomentar la innovación ciudadana con el encuentro anual UrbanLabs y, en esa línea, también hemos estado trabajando con el departamento de Innovación y Emprendizaje de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Mondragón.
En el ámbito de la cultura trabajamos con una fundación de cooperación internacional entre Europa y Asia en Singapur para crear una red de colaboración entre centros culturales de los dos continentes que facilite el intercambio de recursos y conocimientos. Además, hay un especial énfasis en establecer puentes entre los emprendedores sociales y los profesionales de la cultura.
¿Cómo ha sido vuestra trayectoria internacional?
Desde el principio hemos trabajado con un enfoque internacional. En todo caso, el punto de inflexión fue el año 2004, cuando liberamos el código fuente de nuestra aplicación Burn Station, un sistema de distribución y autopromoción de la música copyleft de más de 1000 autores y sellos discográficos de Internet (net labels). La iniciativa funcionó y el software, bajo licencia GPL, se expandió por Europa, Latinoamérica y Asia. Sirvió para promocionar toda una nueva generación de músicos y productores, y a nosotros para construir una red internacional sólida. Fuimos pioneros a nivel mundial con este sistema y ganamos una reputación importante que aún hoy en día nos avala.
¿Qué oportunidades de negocio se están dando en vuestro sector?
Para nosotros la clave está en crear comunidades más que en diseñar artefactos, en no limitarse a proveer una solución, sino hacer posible que un sistema social produzca de forma colaborativa una o múltiples soluciones. Es lo que la empresa abierta está explorando y la lección que hemos aprendido de la Red. No queremos ceñirnos a los corsés de las empresas-dinosaurio que vetan las posibilidades creativas del futuro. Así que, si una empresa quiere beneficiarse de las ventajas de las plataformas abiertas y de la inteligencia colectiva, tiene que entender que debe esforzarse en cultivar la confianza y la innovación social. Podemos decir que hoy la innovación consiste en el desarrollo y explotación de nuevas ideas que satisfacen objetivos valiosos. Estos objetivos no son sólo económicos o tecnológicos, sino que incluyen también objetivos sociales y culturales.
¿Por dónde van las tendencias en vuestro sector?
Sin duda, exportar el modelo de las redes de intercambio de archivos peer-to-peer (P2P), o entre iguales, más allá del uso que mayoritariamente hoy se hace de esta tecnología, el intercambio de música y películas. Su esencia está basada en el poder compartido y el acceso distribuido de los recursos, un diseño participativo de procesos sociales en los que no se excluye a nadie. Todo apunta a que, en un futuro próximo, este modelo P2P se aplicará en la mayoría de sectores: desde el consumo y la producción de energía, hasta la educación. Pensamos que el P2P se convertirá en la lógica central de nuestra sociedad.
fuente: http://www.youcoop.org/
En diferentes ocasiones he tenido la oportunidad y el placer de intercambiar opiniones e ideas con los chicos de Platoniq, siempre muy disponibles y amables. Durante el congreso “Ciudades Creativas en la sociedad de la imaginación“ he entrevistado a Olivier Schulbaum y a Ivan Vergés preguntandoles su opinión sobre la posbilidad de crear nuevos tipos de sinergias entre espacio público y nuevas tecnologías.
Ente sus proyectos, todos muy interesantes e innovadores os aconsejo echar un vistazo por lo menos a estos:
S.O.S – un dispositivo informático para dejar mensajes (ofertas, demandas y alertas ciudadanas) en espacios públicos y eventos. Se inspira en el tradicional Speaker’s Corner inglés y está ligado a otros proyectos de Platoniq, como Burn Station y Banco Común de Conocimientos.
BANCO COMUN DE CONOCIMIENTOS – Tranferencia y acciones en el territorio común del conocimiento