Play-Doc se ha ganado un hueco entre aquellos festivales que abordan la no ficción, un terreno de fronteras difusas donde tienen cabida el documental más clásico, las hibridaciones con la ficción y la mera experimentación.
El resultado es una cita cinéfila que, en su edición decimoquinta, ha recogido, además de la habitual apartado dedicado a los filmes en competición, un sugerente repaso al panorama gallego, un ciclo dedicado a producciones procedentes del norte y el noroeste de España ( North By The Northwest), un necesario espacio de reflexión sobre las relaciones entre fotografía y cine ( Eppur si muove) y el tributo a cineastas como el filipino Kidlat Tahimik, el estadounidense Bruce Weber y el alemán Wolf-Eckart Bühler.
A Story from Africa y Nona, si ellos me mojan,yo los quemo simbolizan de manera perfecta los caminos que transita el festival y la no-ficción actual.
A Story from Africa (Billy Woodberry)
El primero de ellos es el nuevo trabajo de Billy Woodberry, uno de los cineastas más conocidos de la denominada Escuela de Los Ángeles, que utiliza fotografías de los enfrentamientos entre el ejército portugués y el pueblo cuamato, acaecidos en 1907, para contarnos la vida de un noble procedente de esta tribu que, paradójicamente, acabó colaborando con las fuerzas coloniales.
El autor de la célebre Bless Their Little Heartssaca el mejor partido de los mínimos elementos: unos leves barridos de cámara que nos permiten apreciar detalles que se nos pasarían por alto en un simple vistazo, una banda sonora que aporta suspense al conjunto y unos breves y precisos intertítulos son los ingredientes de una obra que genera una extraña fascinación. Quizá sea un material más propio de una video-instalación que de una cinta para ser exhibida en una sala de cine, pero ese aspecto no resta un ápice de interés a esta estupenda obra.
Nona, si ellos me mojan, yo les quemo (Camila José Donoso)
Curiosa, aunque menos lograda que el filme del norteamericano, resulta Nona, si ellos me mojan, yo les quemo, largometraje de la directora chilena Camila José Donoso. La realizadora nos presenta una historia protagonizada por su abuela donde realidad y ficción se confunden de una manera similar a Entre dos aguas. No obstante, mientras Isaki Lacuesta lograba mezclar de manera magistral verdad y mera invención, la realizadora sudamericana se queda un tanto a medio camino.
Es cierto que el retrato de esa anciana de fuerte carácter y sin miedo a nada tiene fuerza, pero la trama inventada de sus particulares fechorías pirómanas carece de convicción. Resultan mucho más interesantes los aspectos cotidianos de la abuela que una narración que resulta demasiado impostada.