Nosotros, como veis, la cogimos muy mansa, sin olas apenas y además creo recordar que fueron las aguas menos frías que encontramos en nuestros seis días en Galicia. Por llevar la contraria, más que nada.
Este es sólo un fragmento de la interminable Lanzada, en la que puedes adentrarte metros y metros y sigue sin cubrir el agua.
De vez en cuando, podías encontrar "piscinas para los peques", como las llamo yo. Como muestra, un botón.