Sin llegar a ser tan popular como la otra, esta playa es un lujo. Sus aguas son mucho más tranquilas y la ocupación es nunca tan alta como en la Playa Grande. Al estar recogida, casi nunca sentirás ni la más mínima brisa y podrás relajarte y disfrutar sin alteraciones. Si realmente buscas tranquilidad y no el apogeo de familias y chapoteos en el agua, te recomiendo que te declines por esta opción. Los morenos que puedes coger aquí son también muy interesantes.
Aunque su nombre es Playa Pequeña, lo cierto es que tampoco es tan pequeña. Cuenta con 420 metros de longitud y una anchura de 33. La calidad de las aguas, así como del arenal y los servicios que ofrece (duchas, baños y socorrista entre otros) le han hecho ganadora de una bandera azul. El acceso se hace por medio del puerto a través del pequeño paseo marítimo, de la Rúa Ribeira (a través de una empinada cuesta) o desde El Cobo (bajando por las escaleras o las rampas de acceso al paseo marítimo). La playa no cuenta con aparcamiento, aunque puedes encontrar aparcamiento en los alrededores en el centro del pueblo, aunque te recomiendo no llegar a las horas punta. Y un extra de esta playa es que si vas con marea muy baja, puedes caminar a través de la ría hasta el Ponte do Porco o El Pedrido, es una delicia. ¡Aunque ten cuidado con la subida de la marea si no quieres acabar arrinconado en la otra punta de la ría! Un pequeño inconveniente es bañarse con marea muy baja, ya que puedes encontrarte con fango en el agua. La cuesta de acceso desde la Rúa Ribeira es muy empinada, así que te recomiendo evitarla si es posible. Para acceder sin cuestas y sin dar mucha vuelta, lo mejor es que te dirijas desde el puerto por el paseo, que es un camino en llano y muy agradable.
Los perros no son bien recibidos en las playas
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