Amanecemos con un día estupendo, pero realmente no nos fiamos mucho, así es que hoy la visita la realizaremos a sitios cercanos por si acaso, y dado que en nuestra primera visita a Aveiro no la recorrimos bien debido a la lluvia hoy vamos a rematar toda la zona.
Nuestro primer destino serán las playas de Aveiro denominado Costa Nova, esta zona se caracteriza en especial por las fachadas de sus edificios, muchas de las cuales están pintadas a rayas y con colores muy vivos, particularidad que hace sin duda que el lugar tenga un encanto especial.
Podéis visitar muy cerquita la reserva natural de las Dunas de San Jacinto, nosotros no fuimos porque aunque el cielo está abierto y despejado el viento es muy intenso por lo que decidimos simplemente recorrer la zona costera.
Las playas de Aveiro son inmensas y esto en verano tiene que estar hasta arriba de turistas porque desde luego invita a ello. Ante nuestros ojos el Atlántico totalmente enfurecido que en estos momentos a nosotros por lo menos no nos invita ni lo más mínimo, se ve claramente la inmensidad de un océano, y hay que decir que impone e impone mucho.
Junto a la playa encontramos una pasarela de madera que parece que la recorre de lado a lado atravesando una especie de dunas justo al lado del mar, pero nos resulta un poco difícil caminar por ellas porque debido al viento en muchos de los tramos está totalmente cubierta de arena, por lo que se hace complicado pasear y tenemos que hacer autenticas filigranas para realizar el paseo, finalmente decidimos meternos es la arena dado que nos da igual. Nos llama la atención que aunque no hace calor los lugareños están aquí a pecho descubierto pescando cómo si nada, imaginamos que estarán acostumbrados.
Tenemos que decir, que aparte de esas curiosas casitas pintadas a rayas es curioso ver al lado del mar por ejemplo un par de iglesias, curioso sin ninguna duda, también es verdad que esto está en un brazo de tierra metido en el mar, por lo que tampoco andan sobraos de espacio.
Después de las oportunas fotos y de un paseo muy agradable por la zona con un café portugués incluido, decidimos poner rumbo de nuevo a Aveiro, vamos a darle otra vuelta dado que el primer día apenas pudimos verlo debido a la lluvia.
Una vez en Aveiro, hoy con un sol que da gusto, recorremos todo el centro a conciencia, descubrimos otro canal que da al Circular Pedestrian Bridge, un puente qué parece un lazo que hace de comunicación entre un lado y otro de la ría, las casas en este lado del canal son muy coloridas, y justo en nuestra espalda tenemos lo que creemos que es la plaza del mercado o por lo menos hay un edificio cuya finalidad parece esa. En esta zona hay varios restaurantes donde podéis aprovechar a comer, nosotros eso hicimos y entramos en uno cuyo menú eran 11€ y comimos fenomenal, la verdad.
Después de la comida nos dirigimos en busca de la catedral, el paseo por las callejuelas es muy agradable, en esta segunda visita estamos disfrutando mucho más de Aveiro y nos está gustando mucho más, nos volvemos a encontrar las famosas fachadas adoquinadas que tanto caracteriza a Portugal y nos encanta.
Una vez llegamos a la Catedral de Aveiro la fachada nos da grandes expectativas de lo que vamos a encontrar dentro, pero tenemos que decir que nos decepciona enormemente. Lo que encontramos dentro es una fusión de antiguo y moderno a nuestro juicio mal combinado y que a la vista sinceramente hace daño, un órgano que podríamos encontrar en un museo de arte contemporáneo junto un retablo cuya antigüedad salta a la vista, añadido a unas paredes lisas, techos rectos, en fin, no nos gusta nada de nada, imaginamos que el paso del tiempo ha hecho que sólo se conserve el retablo y la fachada, pero los elementos actuales que la acompañan no se integran bien, pero es nuestra opinión, quizás vosotros le encontréis un encanto que nosotros no hemos sido capaces de encontrar. Con todo y con eso os dejamos unas fotos para que podáis haceros una idea.
De aquí decidimos ir retornando, para acercarnos a las salinas. En nuestro descenso volvemos a encontrarnos esas maravillosas fachadas tan típicas aquí que realmente nos encantan.
Para llegar a las salinas cogemos el coche, y una vez allí, pues bueno, unas salinas al lado de lo que parece una nave industrial abandonada ¿Merece la pena la visita a las salinas? , pues juzgar vosotros mismos.
De aquí nos dirigimos a un pueblo que indica la Lonely Planet como interesante por su iglesia, y bueno, una vez allí el pueblo en si no tiene nada que ver, una pequeña calle peatonal y una iglesia que no está mal pero no merece el desplazamiento hasta aquí. No os podemos dar el nombre del lugar en si porque no lo recordamos, pero os lo dejamos comentado por si leéis lo mismo que nosotros que os suene el tema.
Hoy es nuestro último día aquí, un buen desayuno, recogemos todos y nos ponemos en marcha, con e inconveniente de que el coche no nos arranca, sí, sí, no arranca, llamamos a nuestro seguro y mientras tanto Isra se va a hablar con la Isabel, la cual llama a su pareja porque parece ser que entiende de coches, y bueno, gracias a unas pinzas lo logramos arrancar, efectivamente era la batería. Nos despedimos de la dueña que ha sido un auténtico encanto y nos ponemos en marcha.
Durante nuestro viaje de regreso comentamos el viaje como es costumbre. Volvemos a confirmar que este país es una maravilla por todo, sus paisajes, su gente, su gastronomía, sus precios, y cada vez que volvemos siempre encontramos algo totalmente nuevo a lo anterior. Sin duda alguna Portugal es un gran país y siempre que podamos volveremos.