Revista España

Plaza de las Capuchinas

Por Ciryab
Definitivamente, se ha cerrado el ciclo estival.La ciudad vuelve –por llamarlo de alguna manera- a la normalidad. Siempre me ha parecido que tras el verano, Córdoba vuelve a reinventarse, es y no es la misma. El concepto, el sentimiento… el dialogo sin palabras mantenido en el recorrido por el alma de la ciudad, tras el estío, siempre es distinto.Huyendo de esa “normalidad” me refugio en la Plaza de las Capuchinas. Bonita plaza, pequeña, acogedora y un tanto coqueta. 
Está presidida por el gran Osio de Córdoba: Padre de la Iglesia, consejero de Constantino, azote del Arrianismo, redactor del Credo Niceno… resumiendo, todo un personajePlaza de las Capuchinas
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Plaza de las CapuchinasTras nuestro paisano Osio, se levanta la fachada de la iglesia conventual de San RafaelPlaza de las Capuchinas
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Plaza de las CapuchinasApenas son una docena de monjas las que componen la clausura de este convento. Da igual si eres o no creyente, asistir  a ese momento en el que las monjas tras la reja entonan sus cantos, es un momento mágico.Delicioso resulta adentrarse en el claustro. Todo es armónico, sencillo en justa proporción. En él podemos contemplar capiteles romanos, visigodos y califalesPlaza de las CapuchinasPlaza de las CapuchinasPlaza de las Capuchinas
Plaza de las CapuchinasMerece la pena hacer el paréntesis y dejarse invadir por el silencio y la tranquilidad. Reparar en los pequeños detalles que nos ofrece el lugarPlaza de las Capuchinas
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Plaza de las Capuchinas
Plaza de las Capuchinas
Plaza de las Capuchinas… y nadie sabe, flor, el encanto bendito
de tu soledad única, extasiada y divina,
cuando, a una brisa de oro, teñida de infinito,
el sol se va ocultando tras tu verde colina.
Juan Ramón JiménezPlaza de las Capuchinas



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