Revista Opinión

Plutonian: una versión maligna (y realista) de Superman

Publicado el 11 junio 2019 por Carlosgu82

¿Qué se sentirá ser poseedor de poderes físicos casi ilimitados, que te hacen invulnerable e imparable? ¿Qué se sentirá ser capaz de realizar casi cualquier acción que se te pegue en gana sin nulas consecuencias? ¿Qué se sentirá ser un dios?

Eso te pregunta Lex Luthor constantemente al pensar en Superman. Estos nos preguntamos muchos fanáticos de los cómics.

¿Qué se sentirá poder realizar los actos más nobles o las peores vilezas sin que nadie ni nada pueda restringirte?

La opción más lógica: Te volverías loco.

Con la salida de la película Brightburn, donde se nos muestra una versión corrupta del mito de Superman, las personas han empezado a meditar que sería tener un poder tan enorme y que harían con ellos. Aunque esta idea ya se ha tratado antes, es novedosa para las nuevas generaciones. Empero, a mi parecer, la mejor versión de un “Superman malvado” se dio en el cómic “Irredeemable”, creación de  Mark Waid.

Este nos cuenta la historia de The Plutonian, un superhéroe con tanto o más poder que el kriptoniano. Como todo benefactor poderoso, se dedica a hacer el bien por todo el mundo, salvando la humanidad en cientos de ocasiones. Sin embargo, Plutonian no es como Superman, es decir, no es un ser irrealmente perfecto y moral, un santo con capa y mallas. Plutonian es un hombre, con un corazón y mente humanos, con defectos, miedos y virtudes. Él nunca quiso ser un dios (de hecho, su origen es incierto, simplemente, nació así) y se siente solo, terriblemente solo.

Su oído superior lo hace oír constantemente llamados de ayuda, sin tregua ni descanso. Los humanos claman por el cómo si fuera omnipotente y omnipresente. No tiene paz ni descanso. Al igual que en un capítulo de Las Chicas Superpoderosas, en que los ciudadanos de Saltadilla se habían vuelto tan holgazanes que dejan hasta el mínimo problema como tarea para las heroínas; así mismo, la humanidad ve a Plutonian como un mayordomo superpoderoso. ¿A nadie se le ocurrió que hasta el más vil de los esclavos puede rebelarse?

Poco a poco, a lo largo de la historia, conocemos la historia de Tony, alias Plutonian. Ha sufrió una vida de soledad, rechazo y marginación. No podía jugar con otros niños porque los podía matar en un descuido, lo que hizo que fuera blanco de burlar. Nunca tuvo amigos. Su niñez fue un continuo peregrinaje de familias adoptivas, que terminaban temiéndole y odiándolo. Unos se suicidaban para escapar de su presencia, otro dejan de hablar veinte años para evitar ser escuchados por él. La mujer de la que se enamoró lo rechazó de forma humillante. Lo más cercano que tuvo al contacto humano es cuando tuvo sexo adultero con una compañera heroína gracias un medio mágico. Poco a poco, su mente se erosionó. Se espera demasiado de él, todos lo quieren como un “seguro de vida” y lo peor es que durante todos esos años de servicio público nadie, nunca, le dio las gracias.

The Plutonian puede tener el poder de un dios, pero no lo es totalmente. Es solo un hombre, que solo necesita ser apreciado y amado y como todo hombre, se puede romper. Y Plutonian lo hace.

Cansado de ser el protector de la humanidad, decida que esta no merece ser salvaguardaba. Y él será su peor verdugo, el ángel exterminador que trae bajo su sombra todo el horror del Apocalipsis. Y nada ni nadie va a detenerlo.

Lo primero que hace es destruir la ciudad que siempre defendió, matando millones en el proceso. Los otros superhéroes caen uno tras otro mientras el nuevo villano se divierte destruyendo países completos; reduciendo considerablemente la población mundial y provocando hambrunas, caos y anarquía.

He aquí el dilema moral que plantea la historia. El poder ¿Por qué no hacer lo que quieres cuando quieres si tienes el poder de hacerlo?  ¿Qué le debe un dios a los mortales? ¿Por qué depender siempre de un poder superior, sin pensar que algún día se volverá contra nosotros? El poder corrompe, terriblemente rápido. En cualquier negocio podemos ver cómo cambia una persona al llegar a la gerencia. Imagínense llegar a tener un nivel cuasi divino. El poder absoluto corrompe absolutamente.

En por eso que The Plutonian es mucho más realista que Superman, el niño scout por excelencia. Mientras Batman deja en claro que el mayor poder del alienígena es no dejarse corromper por su enorme poder, Luthor simplemente no puede entender como no se vuelve un tirano que tome el mundo. Y Luthor tiene razón. En el mundo real… ¿Podríamos creer que Superman no se dejaría llevar nunca por el enojo, la frustración o sus apetitos? ¡Vamos, si nosotros pudiéramos tener visión de rayos x la usaríamos para cosas nada morales! He aquí el dilema moral que plantea la historia. El poder ¿Por qué no hacer lo que quieres cuando quieres si tienes el poder de hacerlo?  ¿Qué le debe un dios a los mortales? ¿Por qué depender siempre de un poder superior, sin pensar que algún día se volverá contra nosotros? El poder corrompe, terriblemente rápido. En cualquier negocio podemos ver cómo cambia una persona al llegar a la gerencia. Imagínense llegar a tener un nivel cuasi divino. El poder absoluto corrompe absolutamente.

Si un hombre o mujer llegara a tener el poder de Superman, se volvería fácilmente otro Plutonian.  Nadie tiene la mentalidad ni moral tan fuerte para no usar el poder –siempre el poder- en su beneficio. Tal vez al principio tratarías de hacer el bien pero terminaría dominado por la naturaleza humana, que tiene irremediablemente al egoísmo, a la crueldad, al rencor y al egoísmo.

En el cómic de Mark Waid, podemos ver como Tony se sumerge en su propia mente para encontrar paz, en un mundo ideal para él, en el que todos lo aman, en que todos muestran gratitud hacia él, en el que la calidez humana que nunca tuvo se le da a raudales, en el que nunca se siente solo, en el que es feliz.

Al final, ni el ser un dios te blinda contras las necesidades más básicas y vitales de un humano: Aceptación, comprensión y (a guisa de sonar cursi) amor.


Volver a la Portada de Logo Paperblog