Revista Sociedad
"Pobre de mí, pobre de mí/ que han acabado/ las fiestas de San Fermín", cantaban con tono lastimero quienes se encontraban en la Plaza Consistorial la pasada medianoche para escuchar al alcalde de la muy noble y leal ciudad de Pamplona. Es costumbre que, en este día y a esta hora, el primer ciudadano de la villa de por finalizados los festejos y nos vuelva a convocar, en ese mismo lugar, el 6 de julio del siguiente año para dar comienzo a las fiestas del siguiente año. Dicen que Joseba Asirón no pronunció una sola palabra. Quizá sintió miedo escénico por la gran responsabilidad. Nos damos por convocados. Es la hora del balance. Tenemos que reconocer que ha sido positivo. No hemos dado grandes titulares para los diferentes medios informativos de diferentes lugares del mundo. Se ha cumplido el programa oficial. Eso no tiene mérito. lo que distingue a los Sanfermines es que son unas fiestas abiertas donde cada cual puede elegir, con libertad, la forma más adecuada de honrar al santo patrono o simplemente pasarlo bien en compañía de sus familiares o amigos. Naturalmente, con el respeto y consideración a los demás. Son unas fiestas principalmente de calle con música y bailes. No podemos olvidar los momenticos, que un observador atento puede distinguir y si así lo desea participar. Todos somos espectadores y participantes, donde los colores rojo y blanco destacan en un ambiente multicolor. "1 de enero,/ 2 de febrero,/ 4 de abril.../ 7 de julio, San Fermín". Es la escalera. La escalera de San Fermín.