Pedro Ángel Palou (Puebla, 1966) me atrapó esta mañana que espero mi avión de la ciudad de México a Los Mochis, Sinaloa, y de allí en un viaje corto por carretera a mi Higuera adorada.
LLegué a la terminal 1, como siempre, temprano, controlando el tiempo, no permitiendo que las prisas de última hora me hagan olvidar algo y lo que es peor, dejar de disfrutar esta mañana.
Eran las 5:30 a.m. y las pequeñas librerías estaban abriendo, de inmediato un título me hizo click y lo tomé, se titula ‘Pobre Patria Mía’ y es la novela de Porfirio Díaz, ese gran presidente que tuvimos y que los gobiernos revolucionarios y sus achichincles se encargaron de desprestigiar.
Con solo leer el primer párrafo le di el dinero a la encargada (cerca de 14 USD), que se persignó con esta su primer venta del sábado 26 de Junio del 2010, les aclaro que hace dos noches evité la tentación de adquirir otro libro en Sanborns y me alegro de haberlo hecho, me hubiera privado de esta novela, bueno al menos por una semana pues no hubiera estado en paz hasta no haberla adquirido.
Les transcribo con el permiso de ustedes el párrafo susodicho: “Al fin abordamos. Han sido días de infierno desde que salimos, casi como bandidos, de la ciudad de México. Cuando estás en el poder te sobran amigos, abrazos, regalos, adulaciones. Cuando lo dejas, así sea como yo, apenas, te das cuenta de todos los enemigos que has hecho“.
Mentalmente sustituí de inmediato la palabra “poder” por “buen empleo” y zas, allí me vi, dejando mi empleo de hace dos años y dije: mierda, no me merecían, y sonreí fuerte y claro para mis adentros.
Los que tienen tiempo leyendo este blog de inmediato relacionarán que ya he tenido entradas previas hablando sobre Porfirio Díaz; en mis sueños de escritor llegué a imaginar que algún día escribiría una novela igual a esta, que bueno que Pedro Ángel me ha hecho ese favor y ya no tengo esa deuda con este gran presidente que tuvo México el siglo pasado.
Espero contarles en otra entrada mis impresiones finales de la novela, buen día…
Cd. de México, aeropuerto internacional Benito Juárez, junto a una taza de café.