"Pobres criaturas" de Yorgos Lanthimos, un himno a la libertad individual y sexual de la mujer

Con 11 nominaciones a los Oscar incluyendo mejor película, dirección y actriz protagonista y el León de Oro de Venecia bajo el brazo, se ha estrenado en la cartelera española "Pobres criaturas" del director griego Yorgos Lanthimos. Un espectáculo visual que esconde en el personaje de Bella Baxter un alegato claro e irreverente sobre la libertad individual, y más concretamente en el empoderamiento femenino.
Del director Yorgos Lanthimos no podemos esperar un producto convencional, clásico o comercial. Es un realizador que ha forjado película tras película un estilo característico alejado de modas o clichés. Desde sus inicios con "Canino" hasta la "La favorita", esta evolución artística se ha ido acompañando de mensajes reivindicativos con personajes femeninos muy excesivos y atractivos a la vez.
Basada en la novela homónima de Alasdair Gray, "Pobres criaturas" es hipnótica y te atrapa de principio a fin. La protagonista, Bella Baxter, es un personaje en constante evolución que, más allá de su referencia a Frankenstein, sigue unos patrones totalmente coherentes para el aprendizaje adulto. Sus actitudes, fuera de lo común en la sociedad victoriana en que se ambienta la película (también lo estaría en la sociedad actual), transmiten coherencia dentro de su locura y también una fuerte personalidad.
No se puede obviar su trasfondo puramente feminista, como un mensaje de libertad y capacidad para tomar sus propias decisiones por encima de las necesidades e intereses de los hombres que la rodean. Incluso se intuyen momentos muy irónicos relacionados con la sumisión a las actitudes machistas.
Emma Stone interpreta a la joven Baxter de una manera sublime, posiblemente en el mejor papel de su carrera dado el reto tan complejo que tenía entre manos. No sería raro que se alzara con su segundo Oscar tras el logrado con "La La Land". Quizás, su gran valor sea la capacidad de evolucionar con el personaje tanto desde el punto de vista intelectual como del corporal, en un alarde de integración en el personaje total y absoluto.
No podemos olvidar el magnífico trabajo de los secundarios de lujo Willem Dafoe y Mark Ruffalo. Ambos personajes son fundamentales en la historia de Bella por su incapacidad para controlar a una mujer que busca aprendizaje y evolución. En cierta forma, mientras ellos sienten que se aprovechan de ella, en realidad es ella la que determina cómo y con quién está para seguir descubriendo el mundo y su propia sexualidad.
Realmente es una película de la que se podría hablar horas y horas, revisando cada detalle y debatiendo cada mensaje pero hay una cosa cierta, la ciencia ficción, el drama y la comedia negra pueden ser reflejo de nuestra propia sociedad. Yorgos Lanthimos nos hace pensar mientras disfrutamos de otro cine que juega con el surrealismo, porque a veces nuestras vidas solo se pueden entender desde esa mirada, la surrealista.
José Daniel Díaz