La curva de Phillips relaciona la inflación con el desempleo y sugiere que una política dirigida a la estabilidad de precios promueve el desempleo. Por tanto, cierto nivel de inflación es necesario a fin de minimizar el paro.Pero, el gran problema es que en Europa ya no hay (ni habrá…) inflación. El empeño del B.C.E. por controlarla nos ha llevado a una cruda situación.Si todavía España tuviera la peseta (pero dentro de la UE ,como Inglaterra conla libra esterlina, Suecia con la corona sueca y Dinamarca con la corona danesa) se podrían haber controlado en el momento adecuado tanto los tipos de interés como los tipos de cambio para favorecer nuestras exportaciones y el turismo, y, sobre todo, habríamos actuado de inmediato para superar las crisis repetitivas que nos afectan sin llegar nunca a solucionar el grave problema del paro hispano.La Teoría Económica dice que los salarios están vinculados a la productividad, es decir, que las mejoras de productividad irán reflejadas a las mejoras salariales de los trabajadoresy que las presiones salariales repercuten en altas tasas de inflación.Aunque con Europa, y el Euro,se ha llegado a una verdadera incoherencia para analizar la relación entre los salarios, al avance de la productividad y los niveles de inflación en los últimos años.Los salarios han aumentado más rápidamente que la productividad en muchos países europeos, pero la inflación nunca sube…Y esa desconexión entre la evolución de los salarios y de los precios en Europa en los últimos años es desconcertante. En principio si el crecimiento de los salarios reales excede las ganancias de productividad, esos mayores costes de la mano de obra a los que se enfrentan las empresas eventualmente deberían elevar los precios de los productos y servicios que proveen. Pero esto no ocurre.El gran problema delas empresas (bueno para el consumidor) es la competencia. Porque la fijación de precios de las empresas depende en gran medida de la competencia, y en estos momentos es extrema.Ya saben lo que dijo Groucho Marx: “Claro que lo entiendo. Incluso un niño de cuatro años podría entenderlo. ¡Que me traigan un niño de cuatro años”
Mark de Zabaleta