El populismo puede conquistar el Estado presentando como candidatos para las elecciones generales a personajes como la exjueza de vigilancia penitenciaria Manuela Carmena, detestada por las víctimas del terrorismo porque le concedía libertades estupefacientes a los terroristas.
Jubilada hace cinco años, era la persona ideal para la izquierda radical. Además, las víctimas, cansadas de protestar contra ella durante su función jurisdiccional, se sintieron definitivamente derrotadas con su resurrección y callaron durante su campaña electoral.
Tras un lavado de cara publicitario resultó una abuelita encantadora, pese a que algunos de sus liberados reincidieron y provocaron enorme dolor.
Podemos puede localizar una buena cantera de personas así. Otro juez, un arquitecto que ya no tiene encargos; un escritor que fue famoso y al que empiezan a olvidar; un médico cansado de estudiar los avances científicos, pero cuyo nombre aún es respetado.
Si es profesor de universidad no necesita mucho currículo. El cargo, como el del antigo maestro nacional, lo hace importante aunque lo sea por enchufe endogámico, como los dirigentes de Podemos.
El caso de la alcaldesa de Madrid es el arquetipo de lo que puede hacerse en toda España si se buscan personalidades frustradas, como por la jubilación.
Se entregan a una ideología afín a la suya, pero más radical. Poco después estarán esclavizados por los halagos del poder, sin salida, y obedientes a lo que les ordene el pequeño Pablo Iglesias.
Millones de personas votarán a gente así sin saber qué programa real tienen –Carmena reconoció que llegó sin ninguno—, porque lo impone el pequeño conducâtor Iglesias, cuyo objetivo es destruir la Constitución de 1978 y alcanzar el chavismo.
En este momento tiene a innumerables terminales por todo el país buscando otras Manuelas Carmena para ganar las elecciones generales.
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SALAS , siempre clásico